Oleo sobre tela "Terremoto de 1812" de Tito Salas |
El terremoto de Venezuela de 1812 ocurrió el 26 de marzo de 1812, jueves santo. Fue un terremoto que causó aproximadamente 10.000 a 20.000 muertes en ciudades como Caracas, Barquisimeto, Mérida, El Tocuyo, San Felipe, este movimiento telúrico tuvo una magnitud de entre 7.7 y 8.0 en la escala de Richter y tuvo una duración de unos 2 minutos en algunas zonas. Durante esos momentos, los clérigos realistas y frailes predicadores hicieron creer al pueblo que se trataba de un castigo del Cielo (por ser jueves santo) "por la sublevación de los patriotas contra el legítimo soberano, el virtuoso Fernando VII".
La iglesia, a través del Arzobispo caraqueño Narciso Coll y Prat,
avaló esta postura, destacando que el trágico hecho ocurrió precisamente
un Jueves Santo, comparando la ira de Dios en esta ocasión, con lo
sucedido según las escrituras bíblicas en Babilonia, Jerusalén y la
Torre de Babel.
Aunque los patriotas negaron esta versión poco científica, la
realidad confirmaba que cualquiera sea la explicación, la Primera
República, luego de dos años de existencia, desde el 19 de abril de
1810, al constituirse en Caracas una Junta Suprema que desplazó a la
autoridad real, y gestó la independencia declarada el 5 de julio de
1811, había sucumbido tras el desastre, ante el temor reverente de la
población hacia lo que parecía un mandato del Señor, de desertar de la
idea de emancipación.
Fue en esa situación donde Simón Bolívar pronunció las palabras "Aunque la naturaleza se oponga lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca",
en respuesta a lo que los clérigos hicieron creer al pueblo ya que para
Bolívar el terremoto solo era un obstáculo transitorio en la lucha
contra los españoles.
Entre los testimonios más dramáticos acerca del tremendo terremoto
de 1812 se halla el que por aquel tiempo publica el señor Luís Delpech, un francés
residente en Caracas. El historiador Jesús Rosas Marcano traduce parte de esta versión
tomada de “Le Journal de París”, donde aquél afirma, entre otras muchas cosas,
lo siguiente: “en medio de un aire infecto, hemos visto recoger los cadáveres en
distintos sitios de la población para ser incinerados con las maderas extraídas
de las ruinas, a fin de contrarrestar alguna epidemia”.
Ruina del Convento de la Merced Según cuadro de Cristobal Rojas Las huellas del terremoto perduraron en la Ciudad |
El Terremoto de 1812 (Manuel Antonio Palacio Fajardo, 1817)
HUMBOLDT (1814, 1985:20-21) señala haber consultado un manuscrito de Palacio titulado "Apuntamientos sobre las principales circunstancias del terremoto de Caracas", y transcribe textualmente varios párrafos de dicho informe, los cuales reproducimos a continuación:
"Sacudidas tan violentas que en el espacio de un minuto volcaron la ciudad de Caracas, no podían estar restringidas a una pequeña extensión del continente. Sus funestos efectos se extendieron a las provincias de Venezuela, Barinas y Maracaibo, a lo largo de la costa, y sobre todo en las montañas del interior. La Guaira, Maiquetía, Antímano, Baruta, La Vega, San Felipe y Mérida, fueron casi por entero destruidos. El número de muertos excedió de cuatro a cinco mil en La Guaira y en la villa de San Felipe, cerca de las minas de cobre de Aroa. Fué en una linea dirigida de Este-Noreste a Oeste-Suroeste de La Guaira y de Caracas, hacia las altas montañas de Niquitao y Mérida donde parece haber sido mas violento el terremoto. Fué sentido en el reino de Nueva Granada desde las ramificaciones de la alta Sierra de Santa Marta hasta Santa Fe de Bogotá y Honda, en las orillas del Magdalena, a 180 leguas de distancia de Caracas. En todas partes fue mas fuerte en las cordilleras de gneis y micaesquisto, o inmediatamente al pie de ellas, que en las llanuras. Esta diferencia era ante todo muy sensible en las sabanas de Barinas y Casanare. (Bastante fácilmente se explica ella en el sistema de los geólogos que admiten que todas las cordilleras de montes volcánicos y no volcánicos se han formado por levantamiento, como al través de las grietas). En los valles de Aragua, situados entre Caracas y la villa de San Felipe, fueron muy débiles las sacudidas. La Victoria, Maracay, Valencia, casi no han sufrido, a pesar de su proximidad a la capital. En Vallecillo, a pocas horas de distancia de Valencia, entreabrióse la tierra y arrojó una masa de agua tan grande, que se formó un nuevo torrente. (Asegúrase que en las montañas de Aroa hallóse el suelo, inmediatamente después de las grandes sacudidas, cubierto de una tierra muy fina y blanca, que parecía arrojada por alguna grieta). Por otra parte, el lago de Maracaibo disminuyó sensiblemente. En Coro no se experimentó conmoción ninguna, bien que la ciudad esté situada en la costa entre otras ciudades que han sufrido".
HUMBOLDT (1814, 1985:20-21) señala haber consultado un manuscrito de Palacio titulado "Apuntamientos sobre las principales circunstancias del terremoto de Caracas", y transcribe textualmente varios párrafos de dicho informe, los cuales reproducimos a continuación:
"Sacudidas tan violentas que en el espacio de un minuto volcaron la ciudad de Caracas, no podían estar restringidas a una pequeña extensión del continente. Sus funestos efectos se extendieron a las provincias de Venezuela, Barinas y Maracaibo, a lo largo de la costa, y sobre todo en las montañas del interior. La Guaira, Maiquetía, Antímano, Baruta, La Vega, San Felipe y Mérida, fueron casi por entero destruidos. El número de muertos excedió de cuatro a cinco mil en La Guaira y en la villa de San Felipe, cerca de las minas de cobre de Aroa. Fué en una linea dirigida de Este-Noreste a Oeste-Suroeste de La Guaira y de Caracas, hacia las altas montañas de Niquitao y Mérida donde parece haber sido mas violento el terremoto. Fué sentido en el reino de Nueva Granada desde las ramificaciones de la alta Sierra de Santa Marta hasta Santa Fe de Bogotá y Honda, en las orillas del Magdalena, a 180 leguas de distancia de Caracas. En todas partes fue mas fuerte en las cordilleras de gneis y micaesquisto, o inmediatamente al pie de ellas, que en las llanuras. Esta diferencia era ante todo muy sensible en las sabanas de Barinas y Casanare. (Bastante fácilmente se explica ella en el sistema de los geólogos que admiten que todas las cordilleras de montes volcánicos y no volcánicos se han formado por levantamiento, como al través de las grietas). En los valles de Aragua, situados entre Caracas y la villa de San Felipe, fueron muy débiles las sacudidas. La Victoria, Maracay, Valencia, casi no han sufrido, a pesar de su proximidad a la capital. En Vallecillo, a pocas horas de distancia de Valencia, entreabrióse la tierra y arrojó una masa de agua tan grande, que se formó un nuevo torrente. (Asegúrase que en las montañas de Aroa hallóse el suelo, inmediatamente después de las grandes sacudidas, cubierto de una tierra muy fina y blanca, que parecía arrojada por alguna grieta). Por otra parte, el lago de Maracaibo disminuyó sensiblemente. En Coro no se experimentó conmoción ninguna, bien que la ciudad esté situada en la costa entre otras ciudades que han sufrido".
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