Insurrección del 7 de abril de 1928 o Sublevación del Cuartel de Miraflores.


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Un nuevo intento por derrocar a Juan Vicente Gómez, el 7 de abril de 1928 estalla un movimiento revolucionario dirigido por el capitán Rafael Alvarado.

El movimiento revolucionario de este día fue de tendencia democrática, que se alimentó de las ideas recogidas en Chile por su principal protagonista, Rafael Alvarado Franco, un joven instructor de artillería, nacido en 1898 en Nirgua (Edo.Yaracuy). Al amanecer del 7 de abril los conspiradores tomaron el cuartel de Miraflores y, cuando se dirigían al cuartel San Carlos, fueron dominados por el propio general López Contreras.

Todos los involucrados fueron detenidos y torturados. El Capitán Alvarado murió en la prisión del castillo de Puerto Cabello, el 12 de diciembre de 1933.

"No tenía otro fin que aspirar para mi Patria un gobierno que fuera eminentemente liberal y una Institución Armada que no tuviera otra misión que el sostenimiento de la Constitución y de las Leyes"
  -declararía después este oficial yaracuyano.


LA SUBLEVACION DEL 7 DE ABRIL DE 1928

Inicialmente la conspiración en la cual estaban involucrados los cuarteles San Carlos y Miraflores y la Escuela Militar, fijó el golpe para el 1º de abril del 28, cuando el “benemérito” saldría de Maracay, lugar de residencia, para ir a inaugurar el hotel “Miramar” de Macuto, después de una permanencia de dos días en Caracas, tal era su costumbre. El dirigente estudiantil, Juan José Palacios quien coordinaría los contactos universitarios con los militares, relataría años después que “el propósito era asegurar la persona física del dictador”.

Eustoquio Gómez, primo del tirano testimoniaría que tenían preparadas bombas explosivas en Antímano, que le lanzarían cuando pasara y que desde Los Teques hasta Caracas regaron vidrios y tachuelas. El viaje no se dio y se aplazó el golpe porque confiaban en el triunfo

El movimiento estudiantil del 28 despertó entre los desafectos y opositores al régimen de Gómez, la posibilidad de una lucha más efectiva; al mismo tiempo convirtió aquel movimiento de protesta, espontáneo, en un movimiento de lucha que tendía a una mayor coherencia para enfrentar la dictadura. La pasantía de los estudiantes por las cárceles más temibles del régimen, La Rotunda y el Castillo de Puerto Cabello, había logrado un efecto positivo en la madurez política, en la clarificación de los objetivos de lucha.

El teniente Rafael Antonio Barrios Véliz daba cuenta que de los contactos de la conspiración no escapó el general Eleazar López Contreras, comandante de la Guarnición de Caracas, quien haría fracasar el golpe.

Su hijo, el Alférez Eleazar López Wolkmar, nacido en La Vela de Coro, sí se comprometió. Fue él quien, en vísperas de la insurgencia, dio cuenta de la delación, atribuida al teniente tachirense Mariano Montilla. Esto llevó al adelanto del movimiento, ante la incertidumbre de ser apresados sin haber logrado siquiera un gesto. Así, la Federación de Estudiantes de Venezuela, presidida entonces que por José Tomás Jiménez Arráiz, quien inauguró un nuevo local, que no tardó en colmarse, con una fiesta. Fue un pretexto para el reclutamiento masivo de los estudiantes. El que entraba no salía.

A la una de la madrugada del día 7, fueron saliendo en grupos que se ubicarían en las adyacencias del Cuartel San Carlos, a la espera del llamado para penetrar en su interior. Esto se intentaría una vez que los militares insurrectos tomaran la instalación. Igual situación se planteó en el Palacio Presidencial.

El alzamiento militar del capitán Rafael Alvarado, estaria integrado por del sub-tenientes Rafael Antonio Barrios,el teniente  Agustín Fernández y  Faustino Valero, el sargento Pedro Istúriz, el brigadier de la Escuela Militar Benjamín Delgado Lehmans, el cadete Armando Chávez;  cadetes Elezar López Wolkmar (hijo del general Eleazar López Contreras; entonces jefe de la guarnición de Caracas),  Benjamín Delgado,los militares contaron con el inmediato y amplio respaldo de los estudiantes y de otros sectores de la sociedad caraqueña. De esta manera, los dirigentes estudiantiles del 28 que habían iniciado un movimiento de protesta, se vieron envueltos al poco tiempo en un movimiento armado cuya finalidad era derrocar al gobierno de Gómez.


A diferencia de los tiempos pre-gomecistas, donde los movimientos armados provenían de las áreas rurales y comandadas por viejos caudillos; este movimiento surge desde el más importante centro urbano y con la participación de un sector que nunca había tenido tan importante papel desde la independencia, nos referimos al sector estudiantil; y era que aún cuando el régimen de Gómez tenía oprimida a la sociedad venezolana, nuestros jóvenes estudiantes del 28 estaban preparados a través del estudio de las teorías políticas más avanzadas tanto social-demócratas como socialistas, para emprender un nuevo camino que condujera a la democracia y a la libertad popular.

La insurrección estudiantil-militar del 7 de abril de 1928 que contó con la participación de Raúl Leoni, Jóvito Villalba, Hernán Nass, Rómulo Betancourt, Miguel Otero Silva,  Antonio Arraiz, Juan José Palacios, Isaac José Pardo, Carlos Irazábal, Carlos Rovatti y los obreros Aurelio Esparragoza, Julio Naranjo García, Rodolfo Quintero, También participaron Francisco Rivas Lázaro y Germán Tortosa, fracasó y la mayoría de estos estudiantes fueron detenidos; el Castillo de Puerto Cabello, La Rotunda, Palenque y El Sombrero comenzaron a llenarse de nuevo con los jóvenes estudiantes que luchaban contra la opresión, que anhelaban un sistema de vida mejor bajo los ideales de la democracia y la libertad.
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Otras figuras que se sumaron a a la rebelión fueron el médico y sanitarista José Tomás Jiménez Arraiz, Francisco Betancourt Sosa, Luis Manuel García, Gustavo Tejera, Antonio José Ovalles Olavarría, Jesús Miralles, Fidel Rotondaro, Luis Manuel García, Gustavo Tejera y César Camejo; el dentista Rafael Franco; hijo; Francisco Betancourt Sosa; el capitán chileno Pedro Dubournais; varios miembros de la Federación de Estudiantes Venezolanos y obreros de la fábrica de vidrio de Maiquetía.

A manera de anécdota, tenemos que el expediente contentivo del juicio estuvo desaparecido hasta que en 1977, fue localizado por Alexis Gallegos hijo del novelista Rómulo Gallegos en  el archivo Histórico de Miraflores, quien lo entregó al historiador Rafael Ramón Castellanos que lo publicó, el año siguiente con notas y comentarios.

Rafael Ramón Castellanos, historiador y profesor universitario, con varios logros en la investigación histórica, entre ellos haber encontrado en 1977 un documento e que resultó ser el expediente del proceso que se le siguió a los jóvenes alzados del 7 de abril de 1928.
El académico aseveró que “los muchachos del 28 tenían el mismo arrojo, valentía, e ideas de soberanía para la patria”.

 Rafael Ramón Castellanos resaltó la formación política de los participantes: “En este acontecimiento histórico estuvo presente el general Enrique Ambar, que fue parte de los hombres que en 1904 apoyaron a Cipriano Castro en su posición antimperialista contra los acreedores extranjeros, y 24 años más tarde, ya con 74 años de edad, volvió a insurgir al lado de estos muchachos”

Efectividad, los ofiales rebeldes no llegaban a los 30 años. De hecho, “el de de mayor edad era el capitán Alvarado, jefe de la sublevación, quien tenía mucha influencia del general chileno Pedro Dubournais socialista, marxista, integrante de una misión que vino de Chile a organizar la policía de Caracas en los años 1925 a 1928”.

Los estudiantes que lograron salir al exilio, produjeron un documento denominado:

"Mensaje de los Estudiantes Venezolanos en el Exilio a las Juventudes Universitarias de América"

La insurrección estudiantil del 28 sirvió para desenmascarar públicamente al régimen de Gómez, se logró el enfrentamiento directo y de nuevo el espíritu de libertad se manifestó en diversas formas. Comenzó a desarrollarse todo un conjunto de acciones como la organización de los exiliados, las posibilidades de formar grupos políticos dentro y fuera del país y surgieron nuevos movimientos insurreccionales contra la tiranía.

A la dictadura gomecista sólo le quedó como recurso acusar a los jóvenes estudiantiles y militares de ser "agentes del comunismo internacional ", falacia ésa que no fue creída por nadie ya que estaba muy clara la lucha de los jóvenes estudiantes y cadetes de la Academia Militar solamente por una forma de vida mas justa, libre y democrática.

Derrocar la dictadura de Gómez e instaurar un gobierno civil, independiente de toda sumisión extranjera, apegado a los intereses del país y respetuoso de los derechos de los ciudadanos, era el ideal de la sublevación. En este sentido, manifestó que “los sublevados no quisieron en ningún momento ser detentadores del poder, pues pensaban formar una Junta de Gobierno y llamar a presidirla a Manuel Segundo Sánchez, un comerciante muy prestigioso, bibliófilo, muy vinculado a la universidad, profundamente antigomecista, pero sin militancia en organización alguna.”

Otro de los procesados “sostuvo que la Junta de Gobierno que tenían en mente estaría formada por los ciudadanos más honorables residentes en Caracas, entre ellos el doctor Julio Salas, Juan José Abreu y Manuel Segundo Sánchez y el poeta José Tadeo Arreaza Calatrava”.

El profesor Rafael Ramón Castellanos sostuvo que la sublevación fracasó porque la vanguardia contaba con que se les sumaría el Cuartel San Carlos. “Y se sumó pero el general López Contreras, ministro de Guerra, reaccionó: se fue sobre el Cuartel, se apoderó de esa plaza, pidió obediencia como jefe superior y los jóvenes oficiales le obedecieron”.

Otro de los hechos consecuenciales de la sublevación del 28 fue la reforma constitucional, en efecto ese mismo año el Congreso Gomecista, por disposición de Gómez, modificó en los siguientes aspectos:
a) Las faltas absolutas del presidente serían llenadas por una nueva elección del Congreso. Las temporales serían llenadas por el Ministro que designara el Presidente.
b) Se prohibe toda propaganda "comunista". El Inciso 6º del Art. 32 quedó redactado de la siguiente manera:

 
"Art. 32. La Nación garantiza a los Venezolanos:
6º. La libertad de pensamiento manifestada de palabra, por escrito o por medio de la imprenta, pero quedan sujetas a pena, conforme lo determina la Ley, las expresiones que constituyan injuria, calumnia, difamación, ultrajes o instigación a delinquir. Queda también prohibida la propaganda del "comunismo ".

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