1764. Nace Ciudad Bolívar


Santo Tomás de la Nueva Guayana de la Angostura del Orinoco el 22 de mayo de 1764, y sería renombrada en junio de 1846 como Ciudad Bolívar. La ciudad tomó su nombre debido a su ubicación en la Guayana Venezolana, específicamente al sur del río Orinoco en un lugar donde el cauce se estrecha considerablemente quedando reducido a 800 m de anchura, lo cual era una ventaja durante épocas pasadas, en las que se trataba siempre de buscar los mejores puntos para atravesar los ríos.


La población llamada originalmente Santo Tomás de Guayana era un puerto fortificado que debe mudarse de emplazamiento en tres ocasiones, ya que era blanco de constantes asaltos por parte de indios caribes y corsarios europeos entre los que destaca Sir Walter Raleigh en 1617. Fue Don Joaquín Sabás Moreno de Mendoza quien realizó, por encargo de Don José Solano, el traslado de dicha ciudad. Privaron en ello factores económicos, de seguridad y ambientales. 

Había sido fundada inicialmente –21 de diciembre de 1595- por el segoviano don Antonio de Berrío más abajo de la boca del Caroní y reubicada más arriba y también en el Usupamo por otros gobernadores decididos a protegerla de las invasiones corsarias. Las ansias de oro y tierras nuevas eran entonces tan intensas que Santo Tomás o Santo Tomé de la Guayana tuvo en sus comienzos vida trágica, nómada y angustiada.

Los enemigos de España, piratas y corsarios ingleses y holandeses, periódicamente caían sobre el humilde poblado para saquearlo hasta que el expedicionario de límites José Solano hizo sentir al Rey de España la necesidad de su traslado. De manera que el 4 de junio de 1762, encarga al ex gobernador de Margarita, Joaquín Moreno de Mendoza, para que ejecute la misión de traslado al tiempo que subordina la Provincia de Guayana al Virreinato de Santa Fe.
El traslado se inició el 14 de febrero de 1764, dirigido por el teniente Francisco Guigo de orden del comandante Moreno de Mendoza y terminó el 22 de mayo del mismo año con la bendición del fuerte San Gabriel. Pero el crecimiento normal de la ciudad de Angostura comienza con el gobernador Manuel Centurión, quien reemplazó a Moreno de Mendoza. El nombre de Centurión se alza parejo al de este coronel en la real fundación de Angostura, hoy Ciudad Bolívar, capital del Estado.

En 1764 halla un sitio definitivo en la ribera del Orinoco, en su sector más angosto, por lo que toma el nombre de Santo Tomás de la Nueva Guayana de la Angostura del Orinoco, conocida simplemente como Angostura, nombre que persiste por más de 80 años y se recuerda aún hoy.
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1863: El Tratado de Coche: modificado y rectificado.

Guzmán Blanco


El 22 de mayo de 1863 Antonio Guzmán Blanco y Pedro José Rojas ratifican en Caracas el tratado definitivo que termina con la Guerra Federal o Guerra de los Cinco Años, conocido como Tratado de Coche, firmado en abril de ese mismo año.

Gracias a este convenio Páez convocó a la Asamblea, decretó la amnistía general, nombró a Falcón Presidente Provisional y a Guzmán Blanco Vicepresidente. Poco después, José Antonio Páez abandonó el país y Juan Crisóstomo Falcón dejó la presidencia en manos de Antonio Guzmán Blanco.

CONVENIO DE COCHE


"Pedro José Rojas, Secretario General del Jefe Supremo de la República y Antonio Guzmán Blanco, Secretario General del Presidente Provisorio de la Federación, con el objeto de realizar la pacificación del país, han celebrado el convenio siguiente:

1) Se convocará una Asamblea para el trigésimo día después de canjeada la ratificación de este convenio, o para antes, si fuere posible reunir el quórum correspondiente;
2) Esta Asamblea constará de ochenta miembros elegidos, la mitad por el Jefe Supremo de la República, y la otra mitad por el Presidente Provisorio de la Federación.
3) En el instante de reunirse la Asamblea, el Jefe Supremo entregará a ésta el mando de la República.
4) El primer acto de la Asamblea será el nombramiento del gobierno que ha de presidir la República mientras ésta se organiza.
5) Desde los días próximos a la reunión de la Asamblea, la ciudad de Valencia no tendrá más guarnición que una pequeña fuerza para cuidar del orden público, la mitad destinada por el Jefe Supremo, la otra mitad por el Presidente Provisorio de la Federación.
6) Cesan completamente las hostilidades, y no se puede ordenar ningún movimiento de tropas, ni reclutamiento, ni nada que indique preparativos de guerra.
7) Así el General Páez como el General Falcón emplearán sus respectivos ascendientes en calmar las pasiones agitadas por la guerra, y en que la situación que va a sobrevenir sea tan pacífica, libre y durable como lo necesita la patria para reponerse de sus quebrantos.


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1903: Nace Monseñor Francisco José Iturriza


Francisco José Iturriza Guillén nació el 21 de mayo de 1903, en la Parroquia Catedral, de Valencia, estado Carabobo.Fue bautizado el 27 de mayo de 1903 por Monseñor Víctor Julio Arocha, como un preludio de lo que sería su vida. Su padre Francisco Iturriza fue un abogado que egresó de la primera Universidad de Valencia y su abuelo Juan Miguel lturriza colaboró en el desarrollo del estado Carabobo. Su madre Mercedes Elvira Guillén fue una católica devota y factor importante en la vida de Francisco José.

Estudió en el Liceo de la Divina Pastora y luego en el Colegio Don Bosco. En 1918 viajó a Mosquera para entrar al Noviciado llevado por Enrique De Ferrari quien fuera su tutor y director en el Colegio Don Bosco. En 1926 regresa a Venezuela y se le destinó a la Casa Salesiana de Caracas. Al ser ordenado sacerdote en 1930 se le envió como personal a los Colegios Salesianos de Valencia, Caracas y Valera

Cuando en 1939 el Congreso Nacional lo eligió Obispo de Coro la Santa Sede lo aceptó y fue ordenado en la Catedral de Caracas por Monseñor Lucas Castillo. Tanto en la ordenación como en la toma de la Diócesis de Coro su padre lo acompañó. Permaneció como Obispo de Coro por más de 40 años.us restos reposan en el Altar Mayor, de la Basílica Menor, Catedral Santa Ana de Coro.

Falleció en vísperas de cumplir 100 años de edad como Obispo Emérito y la Asamblea Nacional declaró motivo de duelo para la representación Nacional el fallecimiento e Monseñor Francisco José Iturriza.

Logros como Obispo de Coro

Cuando recibió la diócesis contaba con 9 parroquias y la entregó con 42, apenas contaba con 20 sacerdotes y entregó con 52 de ellos. Dentro de sus logros están la construcción de varios centros y reconstrucción de templos y capillas de los pueblos que conformaban la diócesis.
  • Restauró la Catedral de Coro y logró el rango de Basílica Menor.
  • Reparó y reconstruyó una gran cantidad de Capillas y Templos de la Diócesis.
  • Edificó el Palacio Episcopal de Coro
  • Fundó el Colegio Pío XII
  • Fundó el Colegio de María Auxiliadora
  • Fundó la Clínica Don Bosco
  • Fundó el Banco de Fomento Regional Coro
  • En 1946 funda el Museo Diocesano de Coro Lucas Guillermo Castillo
  • Solicitó a los hermanos Franciscanos de Cruz Blanca la creación de La Casa Familiar Alivio Padre Pio en el Municipio Miranda y es creada en 1995.

Orden Monseñor Francisco José Iturriza Guillén

En 2003 la Gobernación de Falcón crea con permiso del Obispo Emérito la Orden en su Única Clase “Monseñor Francisco José Iturriza Guillén” para ser entregada cada 21 de mayo en honor a su natalicio.
Reciba un cordial saludo y mi profundo agradecimiento por escoger mi nombre para la creación de la Orden Monseñor Francisco José Iturriza en su única clase, como se lo manifesté personalmente estos homenajes me abruman, pero si es creada con el propósito de realzar la labor de ciudadanos que trabajan en pro del desarrollo intelectual y socio-económico de la comunidad, acepto complacido su solicitud”.
Carta de Mons. Francisco J. Iturriza enviada a la Primera Dama del estado, Stella Lugo de Montilla el 12 de febrero de 2001
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1993: Octavio Lepage Presidente Interino de Venezuela

Es designado en su condición de Presidente del Congreso, el abogado y político anzoatiguense Octavio Lepage Barreto, Presidente Interino de la República de Venezuela,  dentro del periodo del 21 de mayo y 5 de junio de 1993, tras la destitución de su antecesor y compañero de partido Carlos Andrés Pérez, quien se vio obligado a abandonar el cargo.  Lepage  era dirigente y miembro fundador de Acción Democrática. Fue ministro del Interior durante la presidencia de Pérez (1975) y repetiría en el cargo bajo el gobierno de Jaime Lusinchi. Diputado por su estado natal (1959) y Senador por el estado Miranda (1973), Embajador de Venezuela en Bélgica.
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1993:Antejuicio de mérito contra Carlos Andrés Pérez


Carlos Andrés Pérez fue el primer presidente en llegar dos veces al poder por voto popular. Durante su segundo gobierno enfrentó una revuelta civil conocida como “El Caracazo”, entre los días 27 y 28 de febrero de 1989; dos intentonas golpistas por parte de militares, 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992; y por último, el primer juicio realizado en Venezuela a un Presidente de la República por malversación de fondos.

El 8 de noviembre de 1992, el periodista José Vicente Rangel denunció la malversación de 250 millones de bolívares pertenecientes a la partida secreta del Ministerio de Relaciones Interiores. El Fiscal General de la República, para ese entonces Ramón Escovar Salom, inició el antejuicio de mérito y el 20 de mayo de 1993, la Corte Suprema de Justicia lo declaró con lugar.
Ramón Escovar Salom

El Senado autorizó el antejuicio el 21 de mayo de 1993, fue entonces cuando Carlos Andrés Pérez tuvo que separarse de la Presidencia de la República, convirtiéndose así en el único presidente en la historia del país en ser destituido por una acción judicial, quedando Octavio Lepage, Presidente del Congreso, como Presidente encargado de Venezuela. 

Recluido en el retén judicial de El Junquito y en su residencia, fue condenado el 30 de mayo de 1996 a veintiocho meses de prisión domiciliaria por “malversación agravada de fondos públicos” y en julio de 1994 pasó a situación de arresto domiciliario al acogerse a un beneficio penitenciario. Expulsado en marzo de 1997 de Acción Democrática lo que puso fin a 57 años de militancia, fundó el movimiento político Apertura.

Últimos coletazos en política


Pérez salió en libertad el 18 de septiembre de 1996 y volvió a la escena política en marzo de 1997, cuando presentó su nuevo partido, el Movimiento de Apertura y Participación Nacional, pero en abril de 1998 un tribunal ordenó su arresto domiciliario por nuevos cargos de enriquecimiento ilícito presuntamente cometido en su segundo mandato.

En noviembre de 1998 fue electo senador por su estado natal Táchira, pese a que estaba nuevamente en prisión domiciliaria por un nuevo caso de presunta corrupción en cuentasmancomunadas con su esposa, Cecilia Matos.

En 1999 el Congreso fue sustituido por la Asamblea Constituyente, el ex gobernante se lanzó como constituyente pero no fue electo, y poco después abandonó el país para evitar un nuevo juicio en su contra.

Así, comenzó a residir en Estados Unidos, desde donde periódicamente publicaba notas con sus críticas al gobierno de Chávez y, también, desde donde manifestó su deseo de volver a Venezuela a pasar sus últimos días de vida.

Carlos Andrés Pérez falleció de un paro respiratorio el 25 de diciembre de 2010, a los 88 años de edad, en la ciudad de Miami.
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2014: Muere Jaime Lusinchi

Jaime Lusinchi en un meeting de la campaña 1983:

A través de las redes sociales se confirmó el fallecimiento del ex presidente venezolano Jaime Lusinchi (1984-1989), quien se encontraba recluido en una clínica de Caracas aquejado por una severa infección pulmonar.


Siendo las 10:33 pm deja de existir el Ex-presidente Jaime Lusinchi, en la unidad de cuidados intensivos de la clínica Leopoldo Aguerrevere de Caracas


Álvaro Lusinchi, hijo del exgobernante dijo a Efe que tenía "ya varios días recluido en terapia intensiva, con una afección pulmonar que desde el mes pasado lo viene aquejando y bueno, ha venido empeorándose. La evolución no es de lo más positiva, hay que prepararse para lo peor".

Lusinchi también era medico pediatra egresado de la Universidad Central de Venezuela, caso con Gladys Castillo con quien tuvo 5 hijos y luego con Blanca Ibañez.
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1955: Muerte de Andrés Eloy Blanco

6 agosto 1896 nació Andrés Eloy Blanco, escritor, poeta y político venezolano.:

El 21 de mayo de 1955 el político y literato venezolano, Andrés Eloy Blanco, contaba con 58 años de edad, muere arrollado por un vehículo en Ciudad de México. El vehiculo se desplazaba a alta velocidad, el poeta Andrés Eloy muere a causa de las lesiones del accidente, su esposa Angelina Iturbe sufrió heridas leves, acompañaban estos los señores Cecilia Olavarría Celis y Leopoldo Diaz Gil, quien conducía el automóvil en que viajaban quedó ileso. 

El automóvil que se estrelló con el coche en que viajaba Andrés Eloy Blanco, salió de una calle lateral a alrededor de las 9.00 pm y huyó después del accidente.

Andres Eloy Blanco residia en la ciudad de Cuernavaca, se encontraba reciente en México para chequear su estado de salud cardíaco con un especialista que lo trataba regularmente.


Fue miembro de la "Generación del 28" y uno de los fundadores del Partido Acción Democrática. Es conocido tanto por su actividad política como por su obra poética que se difundió por el continente latinoamericano y por poemas como su célebre Angelitos Negros, poema que terminó por convertirse en todo un himno contra la discriminación racial en la voz del cubano Antonio Machín.

El 6 de Junio sus restos llegaron a Caracas, siendo sepultado al día siguiente en medio de estrictas medidas de seguridad por parte de las fuerzas policiales del dictador Marcos Pérez Jiménez. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 2 de julio de 1981. 



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Nace Emilio Boggio


 http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/images/f/f6/Wh_pv_BoggioEmilio_FotoArtista_mm.jpgBiografía

Hijo de Juan Boggio, comerciante de Santa Margarita en Génova, y de María Josefa Zelie Dupuy, nacida en Burdeos (Francia). En 1864 viaja a Francia y estudia en el Liceo Michelet en París hasta 1870. En 1873 regresa a Caracas, donde permaneció cuatro años dedicado a las actividades comerciales de su familia en la tienda El Profeta. En 1877 marcha nuevamente a Francia; al año siguiente se inscribe en la Academia Julian, donde recibe clases de Jean-Paul Laurens y coincidirá con Emilio J. Mauri en la Escuela de Bellas Artes (La Linterna Mágica, 19 de abril de 1900). Ese año los impresionistas realizaban su tercera exposición como grupo. Hacia el año 1880 conoce a Henri Martin, a quien retrata ese año. Ambos compartirán una estrecha amistad. En 1884, en la Academia Julian, conoce a Cristóbal Rojas y al año siguiente a Arturo Michelena. En 1887 es aceptada una obra suya, Retrato de mujer, en el Salón de Artistas Franceses, donde se inscribe como discípulo de Laurens y Martin.

En 1888 obtiene una mención de honor con su cuadro Lectura, y en 1889, en la "Exposición universal internacional", se le confiere una medalla de bronce. Ese año participa en el Salón de Artistas Franceses, donde también habrán obras de Michelena, Rojas, Carlos Rivero Sanavria y Pedro Rodríguez Flegel. El cuadro de Boggio, Los jardineros, es adquirirido por el galerista Durand-Ruel. Entre 1887 y 1891 aparecen dibujos humorísticos suyos sin firma en varios diarios de la época. En 1892 figura como expositor en el Salón Blanc-et-Noir, dedicado a la caricatura. En la década comprendida entre 1890 y 1900, la obra de Boggio está marcada de influencias literarias, como Soneto moderno (1892). Albert Junyent reconoce en algunas obras de esa época influencias de Léon Lhermitte (1844-1925). Boggio también incursionó por esos años en la pintura religiosa, como la Aparición de Cristo a Santa Isabel de Hungría (1894). La última obra de este período se titula Labor (colección Museo Nacional, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos) y fue expuesta en el Salón de Artistas Franceses de 1899. Con ella obtuvo una medalla de segunda clase y la distinción Hors de concours (H.C., fuera de concurso). Una réplica del cuadro, adquirida por Carlos Mendoza y obsequiada a Josefina de Zuloaga, fue expuesta en la Academia de Bellas Artes en 1900 y reseñada en la prensa (La Linterna Mágica, 19 de abril de 1900). 

En 1900, con motivo de una retrospectiva de la pintura francesa en el Grand-Palais, durante la "Exposición universal internacional", Boggio recibe medalla de plata por Labor y Santa Isabel. Allí se reencuentra con Claude Monet, a quien había conocido en un mitin a favor de Alfred Dreyfus, y conoce a Camille Pissarro, quien contribuirá a fortalecer la vía decididamente impresionista, aunque tardía, tomada por Boggio, quien trabaja entonces en un taller de la calle Dauphine, 28. Como señala Mariano Picón Salas en un temprano ensayo revelador sobre el pintor, "Emilio Boggio y su pintura", de 1956, el pintor, "moviéndose entre las varias corrientes que condicionan el arte europeo en las dos últimas décadas del siglo XIX (pleno aire impresionista, divisionismo, puntillismo, etc.) trata de encontrar su territorio expresivo. En largas temporadas campestres trabaja sin cesar, y con la fórmula impresionista somete el mismo motivo a los más diversos efectos atmosféricos" (1985, p. 117).

Entre 1907 y 1909 se establece en Italia, donde realiza una serie de paisajes marinos y esbozos de los que hará numerosas réplicas; a pesar de haber practicado el plein air, Boggio no abandonará en sus obras el trabajo de taller y retocará con frecuencia sus cuadros. La obra italiana de Boggio marcará un nuevo avance en los procedimientos plásticos del artista: "la forma misma desaparece, arrastrada por el torbellino expresionista del color", escribe Juan Calzadilla, quien remarca asimismo la "temperamental manera de utilizar el color en largas y ondulantes pinceladas, casi gestuales", cercanas al fauvismo (en Museo Emilio Boggio, p. 42). De regreso en París trabaja en uno de los dos estudios en los altos del Louvre, desde donde realiza vistas del Panteón, del muelle del Louvre, del Instituto, de los muelles de la Cité y dos célebres versiones del puente de Saints-Pères. En el Salón de 1910, Boggio expone en dos salas 72 cuadros y esbozos. Apollinaire reseñó la muestra en "L'Intransigeant" del 5 de mayo, lo que tal vez demuestra el interés de las vanguardias por la obra de Boggio. Ese año se radica en Auvers, donde vivirá hasta su muerte, pero sigue exponiendo: con Georges Petit en sus muestras organizadas en 1910, 1911 y 1913 en París; en su individual con este galerista en 1912, donde expone 69 obras, y en las "Exposiciones universales" de Milán (Italia) y Gante (Bélgica) en 1911 y 1913. De esta época es un célebre autorretrato (1912, colección Maurice Denis), de gran belleza plástica y que recuerda el autorretrato que realizó Pissarro en el último año de su vida, en 1903. 

El 17 de julio de 1919 viene a Caracas y se queda por algunos meses, trayendo consigo más de 100 obras, entre ellas El saloncito reservado (1891), Labor y Fin de jornada, que exhibe el 6 de agosto en la Escuela de Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes. Esta exposición fue de importancia trascendental para la evolución de las tendencias contemporáneas en Venezuela y fue reseñada en la revista Actualidades por José Juan Tablada. De su breve estadía en Caracas es su cuadro Los samanes (colección Fundación Polar, Caracas) y el retrato de Rodolfo Espinoza (colección Pérez Dupouy). Tras su muerte, en 1920, el Salón de Otoño (París) le rinde homenaje junto con Renoir, Madeline y Fauconnet. Su obra Un ciruelo de un huerto bajo el sol formó parte de la colección del Museo de Luxemburgo de donde pasó al Museo Nacional de Arte Moderno que lo cedió en préstamo al Palacio del Senado. Además de paisajista, Boggio fue un notable retratista, como se observa en sus cuadros de Thérèse Moulinier o de Suzanne Poulain (1912-1913). En 1973, el Concejo Municipal del Distrito Federal (Caracas) adquirió la colección Baptistin Rinaldi, integrada por 77 óleos y 553 dibujos del artista, destinados a formar con todos ellos el Museo Emilio Boggio, entre ellos Efectos de luz sobre el mar (1908), El mar agitado en el Strand por el sol matinal (1909), de naturaleza matérica y El Oise bajo la nieve (1914), uno de sus cuadros de mayor belleza. 

Sobre la influencia ejercida por Boggio en el ambiente artístico local de 1919, Juan Calzadilla expresó: "cuando Boggio regresó a Caracas es posible que principiantes como Reverón, Cabré, Castillo y Monsanto estuvieran atravesando por una crisis, debida sobre todo al clima de incomprensión e indiferencia con que el público recibía sus obras. […] La exposición de Boggio contribuyó a despertar el interés de la prensa y el público en la nueva pintura. De hecho constituía un espaldarazo a la obra ya muy significativa de valores como Cabré, Brandt, Monsanto, Reverón y Monasterios. Boggio mismo había elogiado el trabajo de éstos. Se comprende que el impresionismo era visto por los caraqueños de 1919 como una innovación audaz. Generoso, siempre dispuesto a dar consejos, Boggio se vio rodeado por lo que entonces era la vanguardia: artistas que, por el hecho de iniciarse en el mismo camino, tenían mucho que aprender de la obra del maestro de Auvers" (op. cit., pp. 62-64).

Obra

Pintura

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Dia Nacional del Cronista


El 20 de mayo se celebra el Día Nacional del Cronista. Una efeméride oportuna para reivindicar este oficio comprometido con la historia de Venezuela y su pueblo en honor al primer cronista oficial de Venezuela, Enrique Bernardo Núñez (20/05/1895-1/10/1964).

Reconocido como uno de los escritores más sobresalientes de Venezuela en la primera mitad del siglo XX, Enrique Bernardo Núñez es designado el 15 de diciembre de 1944, como Cronista Oficial de Caracas

En una entrevista publicada el 17 de enero de 1945 por el diario El Nacional de Miguel Otero Silva, Bernardo Núñez reivindicaba la labor de este oficio.

Consideraba que "una ciudad sin historia, sin tradición propia, sin espíritu, no es digna de este nombre".

"Una ciudad nueva surge con ritmo del pasado. El cronista ha de anotarlo cuidadosamente", advirtió. No obstante, consideraba que el cronista por excelencia era el propio pueblo.

En esta entrevista, citada por Wilfredo Bolívar en el libro Oficio de cronista (Asociación Nacional de Cronistas Oficiales de Venezuela, 2007), Enrique Bernardo Núñez, señaló: “Lo que el pueblo dice queda impreso de forma indeleble. Lo que él olvida ya no tiene remedio”.

Sostuvo que “los nombres de los barrios, de las esquinas, de los más típicos y pintorescos lugares, han salido del pueblo o los ha consagrado definitivamente".
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Entrevista a Enrique Bernardo Nuñez

 De: Christian Bogado M.

A orillas del Guaire, un fragmento del espíritu nacional lanza su obra de vida entera al río. Tomó la decisión repentinamente, como aquella vez que renunció a la literatura frente al Hudson. Se paseaba por La Candelaria, lugar en el que alguna vez tuvo un apartamento con más libros que espacio, y un atraco a plena luz del día lo llevó a perder finalmente la esperanza. La ciudad de los techos rojos dejó de existir hace rato y enloquecida se transformó en la ciudad de las calles rojas. A su cronista más apasionado, muerto ya en el 64, no le queda más alternativa que enloquecer con ella. 
Enrique Bernardo Núñez nació en Valencia en 1895 y creció en la “Venezuela metida en cintura”. Al principio del siglo XX las cosas eran muy distintas y un escritor, si era bueno en lo que hacía, podía aspirar a ser alguien respetado. Con rabia Núñez comienza por el comienzo y lanza al río Sol interior, su primera novela que le valió la membrecía en la generación del 18. 
̶En esa época ya vivía yo en Caracas y aunque a Valencia siempre la quise ver como el centro de la cultura venezolana, mi espíritu quedó atado a esta ciudad – dice el novelista.
Al viejo fantasma casi nadie lo reconoce en la calle. Ven pasar por ahí a Arturo Uslar Pietri y le dicen “buenos días doctor, ¿cómo está usted?”. Ven pasar a Rómulo Betancourt e incluso los más ignorantes saben: “¿Ese bicho no es el presidente ese?”. Pero al precursor del fenómeno literario latinoamericano, ya desde 1931, casi nadie en su ciudad lo reconoce.
–La conquista enfermó el espíritu de este pueblo – dice el miembro de la Academia Nacional de la Historia – y lo hizo malagradecido.
Los libros caen uno tras otro y se mezclan con toda la porquería que fluye por el intestino de Caracas. A ratos titubea, cuando se encuentra con algo que alguna vez le fue querido.
–A mi esposa la dejé por unos años, pero nunca pude abandonarla del todo – dice mientras se encuentra con su segunda novela, Después de Ayacucho. La escribió poco después de casarse con Mercedes “Mochea” Burgos, con quien tuvo tres hijos. Años más tarde se separaron, pero como muchas otras veces se contradijo y terminó regresando a su lado.
 –En este mundo no habría Vargas Llosas ni Garcías Márquez si no fuera por esta novela – dice antes de escupir y lanzarla al suelo con desprecio. Se referia a Cubagua.
La galera de Tiberio aparece en sus manos y comienza a reír a carcajadas. Parece divertirle la idea de que ese libro le haya causado tantos dolores de cabeza.
–Los imperios de antes son los mismos de ahora – concluye, y ahoga en el Guaire lo que una vez tiró al Hudson.
Un pueblo sin anales, sin memoria del pasado sufre ya una especie de muerte. O viene a ser como aquella tribu que solo andaba por el agua para no dejar sus huellas – dice Núñez, repitiendo su discurso de aceptación en la Academia Nacional de la Historia.
 
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1895 Nace Enrique Bernardo Núñez

 
Enrique Bernardo Núñez (n. Caracas; 20 de mayo de 1895 - f. 1 de octubre de 1964) fue un escritor venezolano y cronista oficial de la ciudad de Caracas en dos ocasiones. Fueron sus padres Enrique Núñez y Isabel María Rodríguez, tras cursar sus primeros estudios en la escuela del doctor Rafael Pérez, en 1907 ingresó en el Colegio Requena, en donde empezó a dar muestras de su innata vocación literaria y de su interés por los conocimientos históricos, con la fundación de una publicación escolar que llevaba el significativo título de Resonancia del pasado. Pasó su niñez y parte de la adolescencia en Valencia, hasta que cumplió quince años, se mudó a Caracas con la idea de estudiar medicina en la Universidad Central de Venezuela y dedicarse al periodismo.Había completado la primaria en la escuela de Rafael Pérez y el bachillerato en el colegio Requena, en el cual ingresó en 1907, y fundado, un año antes de dejar su Valencia natal, el periódico Resonancia del Pasado.

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Enrique Bernardo Nuñez y su familia en 1929
 Dos años después de ingresar a la universidad abandona sus estudios, interesado por la vocación literaria, muy influenciado por su amigo Ángel Miguel Queremel. Durante estos tiempos era habitué en las tertulias y reuniones realizadas por los escritores luego conocidos como "Generación de 1918", y escribió sus primeras obras serias. En 1918 obtuvo una mención en en los Juegos Florales con la obra Bolívar orador, y publicó su primera novela, llamada Sol interior.
En el año 1919 da su primer aporte a la cuentística venezolana publicando tres cuentos recogidos bajo el título “Poemas de mentiras y de risas”, Pero su principal contribución a este género son los tres cuentos que publicaría doce años más tarde bajo el título Don Pablos en América, los cuales tratan sobre una especie de crónicas de la vida picaresca del conquistador español y cuya temática es destacar el placer que proporciona la libertad.
Comenzó además su carrera periodística, siendo redactor de El Imparcial entre 1919 y 1920, y colaboró desde 1922 en otros periódicos como El Universal, El Heraldo y El Nuevo Diario y revistas como Élite y Billiken.

Dirigió el diario El Heraldo de Margarita, fundado por él en 1925, tiempo en el que ocupaba el cargo de Secretario General de Gobierno del estado de Nueva Esparta, durante la presidencia de Manuel Díaz Rodríguez.

También ejerció la carrera diplomática, Poco después de regresar a Caracas, el canciller Pedro Itriago Chacín lo convenció de que aceptara el cargo de primer secretario de la legación de Venezuela en Colombia, cargo que aceptó y repitió. Allí, mientras cumple sus funciones burocráticas, colabora con el diario El Tiempo y publica algunos folletos, entre ellos, Un poeta y un panfletista y Venezuela es un cuartel. En 1929 es designado Consùl en Cuba,  en La Habana, capital cubana, es donde comenzó a escribir Cubagua, a la que pondría punto final un año después, en la legación en Panamá. Cubagua aparecería publicada por la editorial Le Livre Libreen en París en 1939, en el fatídico año del inicio de la Segunda guerra mundial, hecho éste que sin duda permite comprender por qué esta novela careció prácticamente de recepción crítica en Francia. 
Enrique Bernardo Núñez  era un obsesivo de la reescritura: Cubagua, su obra más célebre, llegó a conocer hasta cuatro ediciones corregidas por el propio narrador venezolano

Antes de dejar Panamá escribió una crónica sobre el Canal, La galera de Tiberio.

Una anécdota resume el nivel de insatisfacción de Núñez: cuando la novela La galera de Tiberio salió de imprenta, el escritor la arrojó a las aguas del río Hudson, en Nueva York (sólo se salvaron algunos ejemplares que permitieron su posterior reedición en Cuba). "Núñez era un obsesivo, un tipo descontento con lo que hacía. Corregía y corregía. Llegaba hasta la autodestrucción. Todas sus obras sufrieron eso", explicó Alejandro Bruzual, que se encargó de una edición crítica-genética de Cubagua que incluye un segundo final. La finalizaria  ya de regreso a Venezuela, en 1932.

Seis años después, muerto ya Gómez, partió a Baltimore como cónsul de Venezuela. Fue en Estados Unidos, en 1941, donde conoció a Rómulo Betancourt, con quien le uniría una gran amistad.
El gran Enrique Bernardo Núñez en el Palacio de Miraflores; por Milagros Socorro
De izquierda a derecha: José Antonio Calcaño, Carlos Andrés Pérez, Rómulo Betancour y Enrique Bernardo Núñez. Palacio de Miraflores, Caracas. 1960. [Archivo de Fotografía Urbana]


El 30 de septiembre de 1940, Rómulo Betancourt le envió una carta a Enrique Bernardo Núñez, desde Santiago de Chile, donde se había instalado con su familia después de haber sido apresado por la policía política. Allí le dice que quiere reanudar a distancia el diálogo epistolar que habían iniciado cuando Betancourt estaba todavía en la clandestinidad. “Sigo atentamente lo que escribes”, le dice el exiliado al gran escritor a quien va a admirar por décadas. “Y veo que casi siempre coincides con el Partido, ojalá que estés cada día más cerca de él, más al lado nuestro”.

El propósito de la misiva era, pues, conquistar al autor de “Cubagua” para que se uniera al Partido Democrático Nacional (PDN), fundado por Betancourt, que, al funcionar entre 1937 y 1941) es uno de los antecedentes de Acción Democrática.

“El trabajo por equipo alrededor de un programa concreto y de una disciplina colectiva conscientemente aceptada, aumenta la capacidad creadora del escritor  y le da una proyección más seria a su obra. Pareciera ser más cómoda y más ‘libre’ la postura del francotirador. Pero no es así. Las fuerzas que combatimos están coaligadas, vertebradas por lazos que aún en países como el nuestro, sin aparente estructuración política, de los reaccionarios, son muy sólidos. El instinto de defensa de las comodidades y privilegios hace el papel del cemento. Los aglutina. Nosotros no podremos derrotarlos sino oponiendo a su bloque antivenezolano otro de base nacional y seriamente organizado. No otra cosa es el Partido, con todo y sus grandes deficiencias, nacidas de las condiciones mismas en que se ha forjado. Estoy seguro de que cuando llegues a sus filas, en ellas te encontrarás bien y sentirás cómo tu admirable labor de columnista, así como también la otra tan valiosa de escritor y artista, se enriquecerán de matices nuevos. Para mí personalmente, que tanto he llegado a estimarte como intelectual y como ciudadano, será un momento de honda satisfacción aquel en que te sepa ya actuando en la fervorosas filas pedenistas”.

Pero Enrique Bernardo Núñez nunca se integró a esas filas ni a ningunas otras de carácter partidista. Está escarmentado de haber servido al gomecismo y, una vez muerto Gómez, no quiso oír hablar de alineamientos con poderes o con aspirantes a serlo.

En su libro Hombres y villanos, publicado en 1975, Rómulo Betancourt consigna que esa carta “no obtuvo respuesta”. Agrega que ya de regreso a Venezuela, en 1941, habló personalmente con Enrique Bernardo Núñez, quien le dijo que el grupo político le merecía confianza, pero “su individualismo incurable —según expresión textual— lo inhabilitaba para someterse a una disciplina de partido”.
—Y como francotirador murió—, acota Betancourt en 1975, citando la expresión que él mismo había empleado en la carta de 1940, en un día de 1964, pero dejándole al país el ejemplo limpio de una inteligencia y de una pluma que siempre estuvieron al servicio de Venezuela, de la libertad, de la justicia. De la democracia.

 Fue publicando sus notas año tras año y convenientemente recogiéndolas luego en volumen. Forman parte de esta importante faceta de su obra los libros Signos en el tiempo (1939), Viaje por el país de las máquinas (1954) y Bajo el samán (1963).

Devuelta  a Venezuela,  continuó su labor periodística en diferentes diario siguió escribiendo para los tradicionales diarios capitalinos y, a partir de su aparición en 1943, para El Nacional. En 1945 fue nombrado cronista de la ciudad, responsabilidad que volvió a asumir en 1953 y que ejerció hasta 1964, y en el marco de la cual impulsó la revista Crónica de Caracas. Ya para estas fechas, sus intereses se habían desplazado de la literatura propiamente dicha a la historia. 

Fue entonces cuando publicó dos importantes biografías, una dedicada al general Cipriano Castro (El hombre de la levita gris, 1943), la otra a Arístides Rojas (Arístides Rojas, anticuario del Nuevo Mundo, 1944). Asimismo, su actividad de cronista de la ciudad de Caracas lo llevó a escribir uno de sus libros más interesantes y populares: La ciudad de los techos rojos (1947). 

 Pero en verdad el mayor valor que se le reconoce a Enrique Bernardo Núñez, en cuanto a narrativa, es su aporte a la novelística nacional. Publicó cuatro novelas y un esbozo de novela de la cual sólo se publicaron algunos capítulos en el diario El Nacional, en un intento, como el mismo señaló, por “escribir la novela eterna” y que tituló “Atardecer sobre el muro”. En una primera etapa de su producción novelística hay inseguridad y un afán por darse a conocer como novelista. Dos años después de Sol interior, en 1920 publica su segunda novela Después de Ayacucho, entrando en una temática histórica, utilizando personajes como testigo de los acontecimientos durante el período de la historia republicana. Por medio de sus personajes reconstruye episodios de la Venezuela después de la Independencia. Núñez trata de escudriñar en la historia para explicar y comprender el presente, y este es uno de los aspectos más importantes de su actividad creadora. Aunque recibió muchos elogios, también recibió algunas objeciones. En este sentido Araujo señala: “...Enrique Bernardo Núñez se inicia en la narrativa venezolana con dos novelas de largo metraje, factura estética muy irregular, tesis preconcebida y escasa calidad narrativa a pesar de los placeres (y tal vez por ellos) de la prosa” (1972:102). Núñez no consiguió lo que se proponía.

Su legado historiográfico, Cacao, es una recopilación de sus trabajos de investigación publicada después de su muerte. En el estudio preliminar de esta obra, Orlando Araujo destaca la enorme habilidad de Enrique Bernardo Núñez a la hora de "romper los velos de la fábula con los que las clases dominantes de nuestro país han querido, desde el cacao hasta el petróleo, endulzarnos la historia".

En reconocimiento a sus investigaciones históricas, la Academia Nacional de la Historia lo recibió como individuo de número el 24 de junio de 1948, asignándole el sillón "N".

Enrique Bernardo Núñez va a morir de cáncer el 1 de octubre de 1964

 

 

 

Obras

  • 1918 Sol interior.
  • 1920 Después de Ayacucho.
  • 1931 Cubagua.
  • 1932 La galera de Tiberio.
  • 1939 Signos en el tiempo.
  • 1943 El hombre de la levita gris (biografía de Cipriano Castro).
  • 1944 Arístides Rojas, anticuario del Nuevo Mundo (biografía).
  • 1947 La ciudad de los techos rojos
  • 1954 Viaje por el país de las máquinas.
  • 1963 Bajo el samán.
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1966 Muerte de Alirio Ugarte Pelayo






La mañana del jueves 19 de mayo de 1966 era de un frío moderado en Caracas.

Cuando Caridad Sperandio despertó vio que su marido ya no estaba en la cama, se inquietó un poco pues el hombre se había acostado pasadas las dos de la madrugada luego de terminar una reunión con un grupo de copartidarios; así que decidió bajar a ver que estaba haciendo.
Lo halló en el gran comedor de la casa parado frente al atril que sostenía la Biblia familiar, los nicotínicos dedos del doctor Alirio Ugarte Pelayo repasaban las frases de Mateo 27:1
 “Venida la mañana todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron consejo contra Jesús para hacerlo morir”.

 Al percatarse de su presencia el doctor Ugarte fue hasta ella para darle los buenos días con un delicado beso en los labios, ella que lo notaba cansado le dijo:
– Alirio, te estas fatigando demasiado, debes dormir un poco.

 Su esposo, como buscando tranquilizarla le sonrío con ternura y le prometió descansar después de atender al grupo de periodistas que se reunirían con él aquella misma mañana. Luego, con paso lento se dirigió hasta donde colgaba el hermoso Cristo de maíz que le regalara el general Lázaro Cárdenas en una visita que hiciera a México; con rostro grave se paró frente al icono mirándolo fijamente hasta que como saliendo de un trance se dirigió de nuevo a su esposa.
– Caridad, recuerda que hoy tengo cita con el doctor Otto Lima, debemos salir temprano para estar acá antes de que comiencen a llegar los señores de la prensa.

Otto Lima Gómez, era el médico de confianza de Alirio Ugarte Pelayo, aunque no el único, pues como observara la señora Caridad a un periodista días después, Ugarte se hacía ver con frecuencia de varios de ellos, por el obsesivo temor que le tenía a la muerte. A las 9 de la mañana comenzaron a llegar las primeras personas a la quinta Claudalí, hogar del matrimonio Ugarte-Sperandio, se trataba de varios de los compañeros que habían compartido militancia con Ugarte en la Unión Republicana Democrática (URD), hasta el 26 de abril de 1966, día en que fue suspendido por decisión del Directorio Nacional del partido. Media hora después Ugarte Pelayo salía de casa en compañía de su esposa rumbo al consultorio del doctor Otto Lima Gómez.
Mientras la pareja estuvo ausente, fueron llegando más personas, todas partidarias del doctor Ugarte Pelayo, que querían acompañarlo en este nuevo tramo que parecía dispuesto a transitar. En la reunión de la noche anterior, Alirio y sus seguidores habían estado revisando la estrategia a seguir ante la segura expulsión que les esperaba. Desde el tormentoso 26 de abril varios de los descontentos sugirieron hacer definitivo mutis de la URD para crear una nueva organización partidista, ante aquella propuesta Ugarte Pelayo se mostró vacilante pues había prometido al país que de ser expulsado se mantendría como independiente, pero al final las razones de sus compañeros se impusieron y al termino de la reunión aquel novel grupo político ya tenía nombre: Movimiento Demócrata Independiente. Su inminente fundación era el punto principal que se tocaría en la rueda de prensa.

Los esposos Ugarte-Sperandio regresaron en una hora como tenían previsto, él se dedicó a saludar a sus amigos y ella volvió a salir para comprar flores frescas.
Poco antes de las once llegó el periodista Abraham Veitía del vespertino El Mundo, quien acuciado por el cierre de la edición trató de obtener de Ugarte Pelayo un adelanto de lo que diría en la rueda de prensa, éste se negó de plano y le dijo que esperaba la llegada de los otros reporteros para dar sus declaraciones. Ante la insistencia del periodista, el veterano dirigente solo dijo lo siguiente: “Este es un país urgido del sacrificio de sus mejores hombres, para poder realizar ese gran cambio que todos los venezolanos desde los más poderosos hasta los más humildes esperan”. Le pidió paciencia y comprensión al equipo reporteril de El Mundo y accedió a hacerse una foto en el jardín de la quinta con sus compañeros de causa. Esa sería la última foto que le tomarían estando vivo.
Alirio Ugarte Pelayo. Suicidio o asesinato
En el momento de la foto llegaron los reporteros radiales Rigoberto León y Ángel Lezama quienes se acercaron a saludarlo, ambos comentarían luego que lo habían notado distante y en apariencia preocupado. A las once de la mañana no eran más de media docena los periodistas presentes. Luego de estar un rato en el jardín Alirio Ugarte Pelayo tomó rumbo a la biblioteca, los sabuesos de la prensa intentaron seguirle y él les pidió que por favor lo esperasen. A la estancia que también le servía de despacho entró acompañado de su amigo Marcos Hernández y de su secretaria Elsy de Romero, a quienes dijo: “Hermanos, ¿les puedo pedir un favor? Déjenme solo un momento. Tengo que hacer una llamada telefónica”. Ellos de inmediato salieron dejando al doctor Ugarte con la bocina en la mano.

Afuera el cotilleo entre los periodistas era sobre cuál sería la respuesta que Ugarte Pelayo daría a los ataques que tres días antes había recibido de parte de Jóvito Villalba, máximo dirigente de la Unión Republicana Democrática; desde hacía varias semanas ambos políticos se habían enzarzado en una discusión pública, defendiendo cada cual su posición con argumentos de altura; pero el lunes 16 de mayo, Jóvito rompió la tónica y sometió a su rival al escarnio, acusándolo de estar en combinación con lo más podrido del perezjimenismo, le echó en cara errores cometidos en el pasado y lo acusó de estar en contra de la alianza de la URD con la gobernante Acción Democrática motivado por intereses mezquinos: “Este señor asume esa actitud anti adeca por haber sido vetado para el cargo de Ministro de Trabajo por el Presidente Leoni” habría dicho Villalba.

Minutos después de que el doctor Ugarte se quedara a solas en la biblioteca hablando por teléfono, se escuchó en la casa un ruido como el de una puerta que se cierra violentamente. Creyendo que era eso, todos los presentes siguieron la charla, el periodista Rigoberto León tratando de pasar por gracioso comentó:
– “Veo que la conferencia de prensa de hoy va a ser a balazos”.

Luego siguieron la conversa, algunos se levantaron a estirar las piernas. Cuando habían pasado 8 minutos apareció en la estancia el pequeño Luis Horacio, hijo de Alirio preguntando por su padre; uno de los presentes le dijo que estaba en la biblioteca. El chiquillo corrió hacia allá y al ver que la puerta estaba cerrada se fue a un costado y miró a través de los vidrios de las ventanas; volvió corriendo al salón donde los adultos esperaban y exclamó: “vengan por favor, hay un hombre tendido en la biblioteca”. Ante esta frase cundió la alarma, de inmediato todo fue carreras y gritos. Un grupo se paró frente a la puerta y otro salió hacia las ventanas para ver lo que había visto el niño, no había dudas, el hombre que estaba tirado en el piso era Alirio. Regresaron y la emprendieron a patadas contra la puerta, tratando de que cediera, ante el griterío y la alarma llegaron los reporteros y fotógrafos que esperaban la rueda de prensa.

Cuando al fin se abrió la puerta, un nutrido grupo entró a la biblioteca, lo que vieron les heló la sangre: Alirio yacía en el suelo con la sien derecha ensangrentada, aún estaba vivo, sus labios se movían penosamente. Cerca de su cabeza estaba un revolver Smith & Wesson calibre 38 y la mecedora se había caído con él. En los casi quince minutos que estuvo allí, el hombre había perdido copiosa cantidad de sangre y un espantoso charco se extendía por la habitación. Alguien gritó que lo llevaran a una clínica y fue cuando el doctor José Luis Izaguirre, ayudado por un reportero de apellido Colina procedió a levantarlo para llevarlo al vehículo de Aureliano González.
En el carro que emprendió veloz rumbo a la clínica El Ávila, Izaguirre le daba respiración boca a boca mientras Colina trataba de mantenerlo despierto golpeándole repetidamente el abdomen. A las 11:25 Alirio era recibido por un equipo médico que ya había sido alertado telefónicamente. Apenas verlo el doctor Gilberto Herrera León ordenó operar de inmediato pues podía tener la bala adentro. Ya en quirófano masajearon su corazón, pero viendo que su respiración se hacía cada vez más débil decidieron practicar una traqueotomía y le transfundieron sangre con la idea de mantenerlo estable mientras se apersonaba un equipo de especialistas llamado de urgencia por el director de la clínica.

Desde las 11:20 las radios emitieron la noticia: ¡Alirio Ugarte Pelayo se ha pegado un tiro en la cabeza! Los teléfonos se congestionaron y una multitud comenzó a congregarse en los alrededores del centro médico. La plaza Altamira se llenó con los vehículos que llegaban desde todos los puntos de la ciudad, en minutos el tráfico de la avenida Francisco de Miranda quedó bloqueado y por los pasillos comenzaron a verse los conocidos rostros de los hombres que dirigían a los principales partidos de la época, así llegaron Arturo Uslar Pietri, Wolfgang Larrazabal y Jorge Dager inquiriendo a los presentes sobre el estado de salud de Alirio.

Al llegar a casa la señora Caridad se encontró con la terrible noticia, entró a la estancia de donde minutos antes habían sacado a su esposo y pudo ver la silla mecedora en la que tantas veces había estado Alirio, tirada en el piso junto al charco de sangre, en el escritorio una taza de café negro a medio consumir, la carta de un simpatizante, media cuartilla escrita a maquina sobre el Movimiento Demócrata Independiente y un recorte de prensa con un artículo en el que Manuel Alfaro Villanueva, dirigente juvenil de URD lo acusaba de estar recibiendo fondos del perezjimenismo. La consternada mujer fue llevada a la clínica pero al llegar no se le permitió ver a su esposo, sino que la llevaron directo a la capilla.

En algún momento llegaron noticias esperanzadoras, después de la traqueotomía la respiración y la presión de Alirio se habían normalizado, ya se sabía que la bala había salido por debajo de la oreja izquierda y un médico afirmo que con la operación el paciente podía llegar a salvarse; pero esa brisa de consuelo se disipo cuando el doctor Jesús Yerena salió para informar que el herido había tenido una importante perdida de masa encefálica.

Por los pasillos se veía ahora a Luis Herrera Campins del partido COPEI preguntando por la evolución de Ugarte Pelayo. Pasada una hora la presión de Alirio había descendido a 45 y se le había hecho una transfusión de medio litro de sangre, lamentablemente el cerebro se fue llenando de líquidos hasta ahogar los nervios y detener los impulsos eléctricos.
A las 12 y 28 minutos del mediodía el corazón se detuvo, la hora final había llegado.

Alirio Ugarte Pelayo. Suicidio o asesinato

El bebe de a caballo – Julio de 1924
Los campesinos que labraban la tierra a la vera de los caminos que conducían al pueblo de Acarigua, no podían creer lo que sus asombrados ojos veían. El General José Rafael Gabaldón, hombre de tabaco en la vejiga al que todos llamaban “El rebelde de Santo Cristo” pasaba en su caballo con un bebe de 6 meses atravesado en la montura. Ese pequeño bulto era su hijo Alirio, quien habiendo nacido ilegítimamente del vientre de una señorita de apellido respetable tuvo que ser escondido de la mirada curiosa de los vecinos de Anzoátegui, un pequeño poblado ubicado al sur del estado Lara. Al principio fue criado por un matrimonio campesino hasta que el General decidió llevárselo. Con él cabalgaba esa calurosa tarde de julio camino a Acarigua.

Al llegar al pueblo, José Rafael Gabaldón amarró su caballo al poste de la farmacia con la intención de comprar un remedio para el niño. Como no era para nada común que un General hiciera de niñera, llamó la atención del farmaceuta y de su esposa, quienes le preguntaron a Gabaldón qué a donde llevaba al niño. Éste les respondió que andaba buscando quien se lo criara; la noble mujer de inmediato se ofreció a hacerlo. Así fue como Alirio llegó a la casa de Luis Horacio Ugarte Macías y Ercilia Pelayo Gil de quienes recibió apellidos, educación y afecto. Sus padres biológicos sin embargo no dejaron de verlo nunca. Meses antes de su muerte, Alirio Ugarte Pelayo recordó la lejana tarde en la que su papá Luis Horacio le anunció que recibiría la visita de una señorita con la que debía ser muy amable.

– Si la señorita, hijo, te pregunta quién es tu madre, dile por favor que es ella. Eso la hará muy feliz. – le pidió Luis Horacio –
Al ver que el chico no entendía bien de qué iba el asunto le pidió que lo hiciera por ellos.
– Tú eres un niño bueno Alirio, por favor no nos dejes mal con esa señorita.

La señorita que pasaría a visitarlo era su madre biológica, Romelia Tamayo Anzola, fue así como Alirio llegó a conocerla. Años más tarde hablaría siempre con afecto y orgullo de sus cuatro padres: Luis Horacio Ugarte Macías, Ercilia Pelayo Gil, José Rafael Gabaldón y Romelia Tamayo Anzola. En el pueblo donde creció, el niño era visto como un ser anómalo, sus compañeros de escuela le hacían burla por su origen bastardo y de cuando en cuando llegaban a casa grupos de sudorosos jinetes que querían conocerlo. Estos hombres lo examinaban detenidamente, como si fuera una res que fuesen a comprar, lo hacían caminar de un lado a otro y luego exclamaban:
– ¡Na´guara, vacié! Es igualito a él.

Se referían por supuesto a su padre, el General Gabaldón quien desde finales del siglo XIX tenía como oficio la guerra y las sublevaciones. En el colegio llegaron incluso al colmo de hacerlo ver clases de pie por un año entero, pues según decían sus maestros “llevaba en las venas sangre de bandido y tenía mirada de asesino”.

Lo que si compartía Alirio con los Gabaldón era la inquietud por la política, su abuelo Joaquín Gabaldón había sido Jefe del Estado Mayor del General Juan Bautista Araujo, su padre desde muy joven abandonó los estudios en el Colegio Federal de Trujillo para incorporarse a la lucha militar y política y su hermano mayor Argimiro jugaría un papel relevante en el accionar guerrillero de los años sesenta del siglo XX.

Él mismo empezó una vida política temprana; a los 18 años era Presidente del Consejo Supremo de la Federación de Estudiantes de Venezuela, a los 19 era miembro directivo del gobernante Partido Democrático Venezolano (PDV) y a los 20 fue electo concejal por la caraqueña parroquia de Altagracia. Alirio compartía la vida académica con la participación en los tumultuosos sucesos históricos de la primera mitad del siglo pasado; a raíz del golpe de estado contra el presidente Medina en octubre de 1945 el joven fue a dar con sus huesos a la cárcel junto a centenares de dirigentes pedevistas. Es por esa época que nace la organización en la que militaba en el año de su muerte, Unión Republicana Democrática.

Al instalarse la llamada Junta Revolucionaria de Gobierno, integrada por los civiles Gonzalo Barrios, Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Edmundo Fernández y por los militares Carlos Delgado Chalbaud (Mayor) y Mario Vargas (Capitán) bajo la presidencia de Rómulo Betancourt se desató una feroz ola represiva. La primera medida fue prohibir a la prensa publicar informaciones sobre el gobierno depuesto so pena de cierre o cárcel. Numerosos periodistas, políticos, intelectuales y dirigentes sindicales fueron apresados, el diario “El Tiempo” y el semanario “El Morrocoy Azul” fueron clausurados, se ilegalizó a los partidos PDV y Unión Popular y se allanó el taller donde se imprimía el diario “Ahora”. El 27 de noviembre de 1945 se anunció al país la creación de un jurado de responsabilidad civil y administrativa con facultades extraordinarias para juzgar delitos de peculado, un supratribunal que desconocía el ordenamiento jurídico del estado venezolano y por el que desfilarían los ministros y directores del gobierno de Medina, entre ellos el escritor Arturo Uslar Pietri a quien el Jurado condenó como delincuente y le confiscó bienes y propiedades. Desde su exilio en Nueva York, el intelectual escribió una agria carta de protesta a Rómulo Betancourt que fue publicada en “El Heraldo”; la publicación de dicha misiva le costó al director del periódico, Heraclio Narváez el tener que pasar varios meses detenido en la cárcel Modelo sin ser acusado de nada en concreto.
Alirio Ugarte Pelayo. Suicidio o asesinato
Aquel clima de intolerancia, represión e irrespeto provocó el nacimiento de dos nuevos partidos de oposición, el Comité Político Electoral Independiente (COPEI) y la Unión Republicana Democrática, este último fundado en diciembre de 1945 por Isaac Pardo, Elías Toro, Luis Felipe Vegas, Andrés Germán Otero, Jorge Figarella, Eduardo Arnal y Fernando Bolívar con el objetivo de contraponer ideas y razones a los desmanes cometidos desde el gobierno. A este grupo se acercó en 1946 el dirigente político margariteño Jóvito Villalba quien había rechazado de Betancourt la embajada ante el gobierno de Brasil, anunciándole al mismo tiempo que le haría oposición al gobierno por estar en desacuerdo con sus procedimientos; amoscado ante tal respuesta, el presidente de la Junta respondió frío y escueto:
– Esta bien Jóvito, tú sabes lo que haces, pero también debes saber lo que te espera.

La llegada de Villalba a URD daría a este partido un perfil más pragmático, más conectado a las masas, pero al mismo tiempo lo contaminaría de una posición personalista que en poco tiempo provocaría la salida de los fundadores y un cambio de dirección en sus postulados originales.
En 1948, Acción Democrática es derrocada por los mismos militares que tres años antes la habían llevado al poder. Alirio Ugarte recién licenciado en derecho colaboró en la redacción del Acta Constitutiva de la Junta Militar y luego pasó a ocupar el cargo de Director de Política del Ministerio de Relaciones Interiores, en ese puesto estuvo hasta 1952 cuando presentó su renuncia alegando diferencias con el régimen; desde ese año y hasta 1956 estuvo entre Europa y los Estados Unidos. En enero del 58, asume el cargo de secretario general, con rango de ministro, dado por la Junta de Gobierno Provisional presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazábal. Ese mismo año marca su llegada a URD y en el segundo mandato de Rómulo Betancourt fue Embajador en México y representante de su partido ante el Consejo Supremo Electoral. En el 63 fue brevemente detenido por estar supuestamente incurso en actividades conspirativas, ese mismo año resulta electo diputado por el estado Lara y asume el cargo de subsecretario general de URD.

En 1964 su hermano Argimiro Gabaldón es herido de muerte, de manera accidental por uno de sus compañeros de la guerrilla y en el seno de la Unión Republicana Democrática, comienzan a darse manifestaciones de descontento por la política de alianzas con Acción Democrática un partido al que muchos de sus militantes consideraban un enemigo histórico, esta diatriba produce la salida de José Vicente Rángel y Luis Miquilena de las filas de URD. Sin embargo, dentro del partido quedaron otros muchos dirigentes que veían con ojeriza la luna de miel que Jóvito Villalba tenía con los adecos; uno de ellos era el doctor Alirio Ugarte Pelayo quien en 1966 abogaba por la salida de su partido de la Ancha Base, pacto político que pretendía dar mayor margen de gobernabilidad al gobierno de Raúl Leoni y en el que participaban varias organizaciones.

La posición de Alirio pronto se encontró con la de Villalba quien no estaba dispuesto a tolerar disidencias, pero encontró eco y respaldo en un amplio sector de la militancia urredista. Defendiendo su punto de vista y el de sus compañeros, el doctor Ugarte se embarcó en una gira nacional que lo perfilo como posible candidato presidencial, (y rival de Jóvito) esta fue la gota que colmó el vaso; Villalba y sus acólitos comenzaron una feroz campaña de ataques en contra de Alirio que culminó con su suspensión y pase al tribunal disciplinario el 26 de abril del 66. A partir de ese momento todo aquel que mostrase algún nivel de simpatía por el líder larense era defenestrado de su cargo, Villalba levantaba el teléfono y ordenaba que el militante tal o cual fuese despedido del cargo que ocupase en el Ministerio de Sanidad, (ente que tocó dirigir a URD por ser parte de la Ancha Base) generando con esto un gran descontento y un mayor acercamiento de muchos a la llamada ala Alirista. Este era el clima que imperaba en el partido amarillo el día que murió Ugarte Pelayo, el mismo en el que se anunciaría el rompimiento definitivo con URD y la creación del Movimiento Demócrata Independiente.
Alirio Ugarte Pelayo. Suicidio o asesinato
 El luto nacional
Caracas recuerda tres grandes sepelios: el de Pancho Pepe Croquer en 1955, el de Renny Ottolina en 1978 y el de Alirio Ugarte Pelayo en 1966, con éste último el pueblo se volcó a las calles aledañas al Capitolio, no sin que antes algunos sectores protagonizaran actos de violencia llevados por el dolor que le producía la trágica pérdida de su líder. En esos días hubo mucha confusión en torno a lo que podía haber llevado a Alirio a pegarse un tiro; aquel postrero acto no encajaba con su personalidad moderada. Pasadas unas semanas de la muerte los analistas coincidieron en que pudo haber dos motivaciones: una, que se encontrara sumido en una fuerte depresión al ver el maltrato recibido de parte de Jóvito, el hombre al que llamaba Maestro y por el que sentía gran admiración y respeto y la otra que cometiera suicidio como último acto ejemplarizante contra la mezquindad; el sacrificio de su vida para dar una lección a unos adversarios enanos y egoístas. Esta fue la conclusión que quedó para la historia, pero como en la muerte de Renny que ocurriría 12 años después, el amargo sabor de la duda quedaría instalada para siempre en la gente sencilla.

Al ser comunicada oficialmente la muerte por el equipo médico que lo atendió, los gritos y el llanto se multiplicaron por la clínica, su esposa fue llevada desde la capilla hasta el quirófano donde aún estaba el cadáver y los familiares comenzaron a hacer las gestiones para el velatorio. El anciano General Gabaldón fue llamado a su casa en Macuto y el presidente Leoni ordenó a sus ministros de Interior y de Justicia que se apersonaran en el centro médico. Una comisión de la Policía Técnica Judicial liderada por el Comisario Carlos Alberto Villavicencio se hizo presente para iniciar las investigaciones. A las dos de la tarde llegó el General quien al ver a su hijo muerto no pudo contener las lágrimas; ante aquello una mujer que estaba cerca exclamó:
– Menos mal que ya tiene a sus dos hijos allá bien lejos, donde no pueden volver a matárselos.
Una comisión gubernamental preguntó a la viuda que si quería que su esposo fuese velado en el Congreso, honor que le correspondía por haber sido presidente de cámara, ella pidió que lo llevaran primero a casa. A las 2:28 minutos el cuerpo era sacado de la clínica y unos minutos más tarde era colocado en la biblioteca donde lo encontró la muerte; allí lo arreglarían por 7 horas para meterlo en el féretro. La casa se llenó de gente y por momentos el aire se hacía irrespirable. En el jardín rumores de todo tipo fueron cogiendo cuerpo, sus simpatizantes manejaban diversas hipótesis acerca de la causa del aparente suicidio, algunos afirmaban que días antes, Alirio les había dicho que su casa estaba a punto de ser allanada por la Dirección General de Policía (Digepol), otros que había recibido amenazas por parte del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA), más allá un grupo especulaba sobre que cosa le pudieron haber dicho en la última llamada telefónica que hizo, “Tal vez trataron de chantajearlo con algo”.

A las 4:30 de la tarde llegó a la quinta Claudalí, doña Romelia Tamayo, madre biológica de Alirio. La quebrantada anciana era sostenida por dos de sus familiares, avanzaba como hipnotizada, al verla llegar el General Gabaldón acudió a su lado, tomó su rostro entre las manos y acariciándola con afecto le dijo: “Valor Romelia, valor”. A esa misma hora corrió el rumor de que Jóvito tenía pensado ir a la quinta y esto generó la indignación de los presentes, fue tanta la excitación que tuvo que intervenir la policía municipal. En realidad el líder amarillo se encontraba en ese momento en la oriental ciudad de Barcelona. Al caer la tarde se apersonó monseñor Juan José Bernal, el mismo que ordenó como sacerdote al padre Luis María Biaggi, de niño Alirio había sido su monaguillo. Monseñor acompañado de las damas presentes inició un primer rosario a las 6 de la tarde.

En algún momento llegó la noticia de que un grupo armado ametralló la casa nacional de URD en protesta por la muerte del doctor Ugarte. El gobierno decretó tres días de duelo y se anunció al final de la noche que el día viernes Alirio sería velado en el Congreso Nacional de allí partirían sus restos al reposo eterno en el Cementerio General del Sur.
Alirio Ugarte Pelayo. Suicidio o asesinato
24 de febrero de 1967 – “Mi esposo fue asesinado”
Justo un mes y dos días después de la muerte de Alirio, otro ex dirigente de URD apareció muerto, se trataba del periodista Fabricio Ojeda quien amaneció ahorcado el martes 21 de junio en la habitación que le servía de celda ubicada en el cuarto piso del edificio del SIFA. La versión oficial fue que como su amigo Alirio, Fabricio se había suicidado, al poco tiempo su compañera Anayanse Jiménez denunció en una entrevista clandestina realizada por el periodista Víctor Manuel Reinoso que Ojeda no se había suicidado.
Ocho meses más tarde la viuda de Alirio Ugarte Pelayo convocó a la prensa a la quinta Claudalí para denunciar lo mismo. “Alirio no se suicido, mi esposo fue asesinado”, para el momento en que doña Caridad hizo el inesperado anuncio el caso estaba a punto de ser cerrado por el Juzgado Segundo de Instrucción de Petare.
A las cuatro de la tarde del viernes veinticuatro de febrero de mil novecientos sesenta y siete ni el aire cabía en la casa de la familia Ugarte. En la estancia que antes sirviera a Alirio para sus conversaciones con los medios, ahora estaba toda su familia frente a un ejército de periodistas nacionales de política y sucesos, corresponsales extranjeros, fotógrafos y camarógrafos ansiosos de conocer la versión del presunto asesinato. La viuda visiblemente afectada aún a pesar de los meses transcurridos tomó la palabra. A su lado estaban sus dos hijos mayores, su padre, uno de sus cuñados, su hermano y el doctor Rafael Naranjo Ostty quien la asistía legalmente.
Bastante delgada y ojerosa pero serena, dona Caridad Sperandio viuda de Ugarte tomó la esquela que tenía preparada y comenzó a leer.
“Señores: Los he reunido para manifestarles que tanto mi familia como las personas cercanas a ella creemos que ha llegado el momento de hacer público el convencimiento de que mi esposo Alirio Ugarte Pelayo murió asesinado.
Estuve siempre convencida de que una maquinación adelantada por sus enemigos gratuitos había consolidado, desgraciadamente, sus horrendos propósitos, llegando como llegaron al vil asesinato.
Se preguntarán ustedes: ¿Cuál fue entonces la causa que motivó mi silencio? La responsabilidad y la discreción fueron normas que mi esposo sustentó a toda prueba y que supo inculcarme. La práctica de las mismas me determinó, en medio de mi dolor, a comprender que no podía bajo ningún punto de vista informar a la nación de mi convencimiento, aduciendo simplemente conjeturas o razones personales, por fuertes y poderosas que fueren unas y otras. Adopté en consecuencia una actitud de espera, para dar tiempo a la verificación de hechos que me permitieran presentar la verdad en base a pruebas.
Hoy señores, las tengo en mi poder. Como ustedes podrán constatar por la copia fotostática que les entrego, la prueba de la parafina practicada a mi esposo resultó negativa; esto unido al hecho de que no presentó tatuaje, lo que indica que el arma fue disparada a distancia, al recorrido de la bala que fue notoriamente descendente, y a la circunstancia de que el disparo no fuera claramente oído por las personas presentes en ese momento, no deja lugar a dudas.
Su muerte, pues, fue producto de una empresa criminal, y hoy ante la noticia de que el expediente va a ser cerrado, me estoy dirigiendo al Fiscal General y al Juez de la causa para que no se produzca este hecho, y en su lugar se lleve a cabo una más exhaustiva investigación.
Queden ustedes en la seguridad de que al realizar esta denuncia, estoy absolutamente ausente de motivaciones políticas y que la responsabilidad ante el nombre de mi esposo, la dignidad de mis hijos y el derecho que asiste a la nación venezolana, determinan mi actitud.
Dios nos ayude a todos en procura de la serenidad que tanto necesitamos, en tanto se haga justicia.”
Con esta plegaria culminaban las palabras de la mujer que había compartido 17 años de su vida con el malogrado Alirio Ugarte. Esta declaración produjo inmediatas reacciones; líderes políticos de las distintas toldas exigieron que se replantearan las investigaciones, el Fiscal General anunció esa misma noche que comisionaría de inmediato a un fiscal del Ministerio Público para que de manera “activa y diligente” iniciara la debida averiguación con miras a esclarecer los hechos.
Alirio Ugarte Pelayo. Suicidio o asesinato
A la denuncia de la señora Caridad se sumaron otras de miembros y amigos de la familia que profundizaban las dudas y se constituyeron en acusadores indicios, revisemos cada una de ellas:
A) Según el Dr. Orlando Tovar, hermano del finado, el director de PTJ para el momento del suceso, Rodolfo Plaza Márquez trató de hacer firmar a la familia un documento en el que aceptaban como “veraz, genuina y legítima” la versión del suicidio; con esto evitarían tener que pasar por una posible exhumación posterior. Esto a pesar de que la familia en ningún momento se opuso a la exhumación del cuerpo de ser necesaria. Orlando Tovar recomendó a la viuda no firmar esa carta, consejo que ella siguió.
B) El mismo Tovar denunció que al cuerpo de Ugarte jamás se le practicó la autopsia a pesar de tratarse de una muerte violenta.
C) Por su parte Jesús Yerena y Luis Rosas Bravo, dos de los médicos que atendieron a Ugarte a su llegada a la clínica revelaron a la familia, luego del sepelio, varios detalles sospechosos; el primero de ellos estaba en el hecho de que la bala que acabó con la vida del líder larense no coincidía con el calibre de las que estaban en el tambor del revolver que supuestamente usó para matarse. Esa arma, según Yerena, tampoco podía haber sido la que lo mató pues el cañón estaba completamente limpio, sin vestigios de sangre ni cabello, que era lógico estuvieran adheridos. Otro detalle que hizo discrepar a los médicos de la versión del suicidio fue el de la trayectoria de la bala; según la PTJ, esta había sido ascendente, cosa que ambos desmintieron. “La bala entró por la región parietal derecha y salió por la apófisis mastoidea izquierda (debajo de la oreja)”, esta trayectoria según los galenos hacía literalmente imposible que Alirio se hubiese disparado pues para hacerlo tendría que haber levantado mucho la mano derecha y dispararse hacia la frente, ladeando de antemano la cabeza, estando con la muñeca doblada.
D) El mismo doctor Rosas Bravo, quien además de ser amigo de Alirio era uno de los médicos que lo atendían con frecuencia, declaró lo siguiente: “Yo, como amigo y compañero de ruta política y a la vez como médico de la plena confianza de Alirio Ugarte, puedo testimoniar bajo fe de juramento que él se encontraba antes, durante y en el mismo momento en que iba a realizarse la rueda de prensa en condiciones físicas y mentales completamente normales.”
E) En un primer momento el director de PTJ afirmó a la prensa que la prueba de parafina había dado positivo pero el informe que presentaron los técnicos de ese cuerpo, Leopoldo Osío Mariño y Sosa Caro al Juzgado Segundo de Instrucción del estado Miranda contradecía esa versión y daba negativo. Dicho informe estaba anexo al expediente Nro. 4963.
F) Según la viuda, días antes de la muerte, una emisora difundió la noticia de que Alirio Ugarte se había envenenado.
G) Los otros elementos presentados como sospechosos por la viuda el 24 de febrero que fueron: el resultado negativo de la prueba de la parafina y la ausencia de tatuaje en la herida trataron de ser explicados tanto por el Fiscal General como por los comisarios Villavicencio y Carlos Olivares Bosque de la siguiente manera: “La prueba de la parafina no es ciento por ciento confiable, la misma puede resultar alterada si no se aplica correctamente o los químicos que intervienen en ella han sido preparados con más de dos días de antelación” En cuanto a la ausencia de tatuaje que deja un disparo a quemarropa, explicaron que el tipo de herida de Ugarte pudo haber sido el conocido con el nombre técnico de “boca de mina de Hoffman”, o sea la que se produce cuando el arma esta firmemente pegada al cuerpo, cuando el cañón toca la piel y no deja espacio para la deflagración, esta ocurre dentro del arma; esta hipótesis fue rebatida por el Dr. Yerena explicando que las heridas llamadas “boca de mina de Hoffman”, presentan siempre bordes irregulares y lo que tenía el doctor Alirio era un orificio limpio.
Para concluir esta parte consideramos pertinente acotar algunos elementos que si bien no tienen peso en un tribunal, pueden dar luz sobre este caso; empezamos por preguntar:
¿Qué puede motivar al suicidio en una persona que se encontraba en la plenitud de sus facultades, sin problemas económicos y en franco ascenso en su carrera? Para el momento en que muere, el doctor Ugarte se había perfilado como un posible candidato presidencial con muchas posibilidades de unificar a los diversos sectores de oposición al gobierno. En las anteriores elecciones de 1963 la oposición como un todo obtuvo alrededor del 67% de la votación, solo que se presentó parcelada. Alirio era visto por los dirigentes de todos estos partidos con buenos ojos para una posible candidatura de consenso para los comicios del año 68.
Se sabe además que Alirio no dejó testamento. ¿Qué tan posible es que alguien que ame a su familia no deje listo este trámite legal ante la decisión de quitarse la vida? Otra cosa que llama la atención es la visita hecha al médico la misma mañana del presunto suicidio. ¿Qué tan importante puede ser para alguien que tiene la intención de matarse saber cómo esta de salud?
Tiempo después de que el Fiscal General de la República, Antonio José Lozada prometiera “comisionar de inmediato a un fiscal del Ministerio Público para que de manera activa y diligente iniciara la debida averiguación” el Fiscal Tercero de Petare, doctor Juan María Soto Pérez, a quien correspondía la tarea manifestó a la prensa que no había recibido ningún tipo de instrucciones en ese sentido.
Hoy día en los textos de historia y en las pocas reseñas que se hacen ocasionalmente con relación a este suceso se habla siempre de “el suicidio del doctor Alirio Ugarte Pelayo” pues fue esta la tesis que se impuso al final. Sin embargo queda aún por allí gente que se pregunta: ¿Suicidio o asesinato?
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