En 1878 Cúa era la capital del Distrito
Guzmán Blanco, integrado por Charallave, Tácata y Cúa, con una
población, según el censo de 1876, de 16.444 habitantes y 3263 casas, en
todo el distrito. Cúa era conocida como La Perla del Tuy
por su movimiento económico como puente entre Caracas y los llanos de
Guárico y Apure, casas comerciales como Santana Hermanos, Hedrich &
Compañía, Eraso Hermanos, Rohl & Compañía; tenían representación en
esta población y cumplían las funciones de banca comercial en el manejo
de préstamos y resguardo de dinero en efectivo, ya que se movilizaban
grandes montos en el negocio ganadero y agrícola.
Cúa, conjuntamente con Ocumare del Tuy eran los mayores productores de Cacao durante la colonia.
la llamada falla tectónica de Cúa, que corre paralela al rio Tuy desde Tácata hasta Ocumare del Tuy se
activó la noche del viernes de Concilio del 12 de abril de 1878 (08:41 p.m.) y
destruyó totalmente a la población con un saldo inmenso de fallecidos,
heridos y de emigrados.
En una intensidad estimada en 6,3 grados afectó a todas las poblaciones
de los valles del Tuy, Charallave, Ocumare, Yare, Santa Lucía y
especialmente Cúa, ciudad donde se localizó el epicentro.
Según relatos de la época "los muertos se contaban por cientos, los heridos llegaban a miles, físicamente Cúa había desparecido, pocas casas quedaron en pie". Cálculos posteriores arrojaron no más de 400 víctimas fatales.
Este movimiento telúrico tuvo repercusión de carácter nacional, motivando que el entonces Presidente de la República, Francisco Linares Alcántara, llegara con sus ministros y autoridades hasta Cúa para poder constatar personalmente la gravedad de la catástrofe.
Según relatos de la época "los muertos se contaban por cientos, los heridos llegaban a miles, físicamente Cúa había desparecido, pocas casas quedaron en pie". Cálculos posteriores arrojaron no más de 400 víctimas fatales.
Este movimiento telúrico tuvo repercusión de carácter nacional, motivando que el entonces Presidente de la República, Francisco Linares Alcántara, llegara con sus ministros y autoridades hasta Cúa para poder constatar personalmente la gravedad de la catástrofe.
En una carta dirigida al periódico la Opinión Nacional, Antonio Díaz
Rodríguez, escribió: “Cúa dejo de ser para siempre: no queda sino el
sitio donde fue y allí tristísimo aspecto de mil edificios derrumbados,
del templo no quedo sino una columna con medio capitel”.
Ejemplos de la impresión que debió causar en el temperamento de los pobladores, son dos de los primeros óleos sobre cartón que se conocen del también cueño Cristóbal Rojas ambas imágenes fueron pintadas en 1882. Como consecuencia del terremoto que en 1878 asoló la región, Cristóbal y su familia se dirigieron a Caracas en donde no obstante prosiguió sus estudios de pintura.
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