La Guerra Federal en nuestro país concluye el 24 de abril de 1863 con la firma de un convenio entre Guzmán Blanco en nombre del General Falcón, jefe del ejército federal, y Pedro José de Rojas, delegado de Páez, el tratado se firmo en una hacienda del sector Coche en El Valle, Caracas, propiedad de Juan Bautista Madrid.
La causa principal que llevó al gobierno de Páez a establecer un diálogo con los líderes de la Federación, fue la precaria situación política y económica en que se encontraba desde 1862. El tal sentido, el partido conservador estaba seriamente dividido y sus principales representantes, Manuel Felipe de Tovar, Pedro Gual, Ángel Quintero y Pedro José Rojas, encabezaban fracciones antagónicas. Por otra parte, no existían recursos económicos suficientes para el mantenimiento de un presupuesto regular ni para la organización de un Ejército capacitado. En un esfuerzo desesperado por conseguir recursos económicos para superar su difícil situación fiscal, Páez buscó empréstitos en Inglaterra, pero bajo condiciones de franca desventaja para el país y manejados sin escrúpulos por representantes y comisionados; lo que terminó desacreditando todavía más a su régimen e hicieron inminente su derrocamiento.
En contraste, la situación de los federalistas era
diferente, en virtud que sus fuerzas aumentaban día a día por la
deserción de importantes contingentes «godos» y por la afortunada
actuación de sus principales líderes: Juan Crisóstomo Falcón, José Tadeo
Monagas, José Eusebio Acosta, Juan Antonio Sotillo, León Colina, Jorge
Sutherland y Francisco Linares Alcántara. Otro factor favorable a la
causa de los revolucionarios, fue la incorporación de Antonio Guzmán
Blanco a la dirección de la guerra, en su rol de jefe de operaciones del
centro y como coordinador de los caudillos, lo que dio mayor cohesión
al movimiento, hasta el punto de convertirlo en una fuerza marcadamente
dominante en todo el país. No obstante, cuando todo parecía anunciar la
victoria de las fuerzas de la Federación, luego de 5 años de guerra y
desolación, surgió el acuerdo de Coche con la participación de los
representantes de Falcón y Páez, a puertas cerradas.
En dicho tratado se
estableció la paz y se convocó a la organización de una Asamblea
Nacional, la cual estaría conformada por 80 miembros, elegidos la mitad
por el jefe supremo y la otra mitad por el presidente Provisional de la
Federación, ante quienes renunciaría Páez y quienes nombrarían un
Ejecutivo transitorio.
Dispuso también el tratado el cese definitivo de
las hostilidades, la prohibición de nuevos reclutamientos y la formación
de brigadas de orden público destinadas a impedir cualquier brote de
violencia. No obstante, de acuerdo con los comentaristas de la época, el
Tratado de Coche no sólo implicó los aspectos antes señalados, sino que
produjo importantes ganancias materiales a sus signatarios, Guzmán
Blanco y Rojas, quienes se repartieron el remanente del último
empréstito contratado por el gobierno de Londres. En definitiva, dada la
magnitud de la contienda civil, la trascendencia de la participación
popular y la indiscutible fortaleza de los federales, el Tratado de
Coche evidenció las intenciones reales de los dirigentes y anunció el
estilo y las limitaciones de la política posterior.
El Tratado de Coche fue modificado por Rojas y Guzmán en Caracas el 22
de mayo, y firmado por Falcón en Nirgua el 25 de mayo; buscó la
pacificación del país y la salida honrosa del “Centauro” Páez. Falcón es
designado Presidente Provisional de la República por la Asamblea
Nacional reunida en la población de La Victoria el 17 de junio de 1863.
El Gral. Páez se traslada a Nueva York el 13 de agosto de 1863. Las
causas sociales, políticas y económicas que originaron la Guerra Federal
continuarían vigente.
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