Así se denomina un paraje del Estado
Guárico, Venezuela, ubicado a pocos kilómetros de la población de San
José de Tiznados, donde por poco no pierde la vida el Libertador Simón Bolívar, en la madrugada del 17 de abril de 1818. Éste se había reunido por primera vez con el general José Antonio Páez el 31 de enero de ese mismo año, en el hato “Cañafístola”, y el llanero había aceptado la máxima autoridad del Libertador, conviniendo en realizar la llamada “Campaña del Centro”. En ella participarían desde diversas posiciones, los militares venezolanos Manuel Cedeño, Judas Tadeo Monagas, Pedro Zaraza y por supuesto José Antonio Páez.
El ejército, al mando de Bolívar,
se enrumba hacia Calabozo. Cerca de allí derrotan, el 12 de febrero, a
los españoles comandados por el general Pablo Morillo. Ordenada la
persecución de los realistas, se producen refriegas en “La Uriosa” y “El Sombrero”; y por terquedad de Páez se desiste en perseguir a los realistas, estos a su vez se repliegan otra vez en Calabozo.
La contraofensiva de Morillo, proveniente de Valencia, se concreta en las barracas del rió “Semen”
(16 de marzo) y los republicanos se retiran con grandes pérdidas.
Morillo fue traspasado por un lanzazo que lo clavó en la silla de su
cabalgadura, obra del valiente y arriesgado coronel Genaro Vásquez,
natural de Barquisimeto, quien ciertamente falleció -víctima de
múltiples heridas- al día siguiente del combate de Ortiz, el 26 de
marzo.
Miguel de la Torre, brigadier, dirige ahora las fuerzas del rey “por ausencia forzada de Morillo”, y decide retirarse hacia Villa de Cura, Por su parte, Bolívar se moviliza hacia “El Rincón de los Toros”, con el fin de reorganizar sus tropas.
La sorpresa que le espera es terrible y se desarrolló, más o menos
así: Morillo, desde su lecho de enfermo, aprueba un plan para
apoderarse de la persona del Libertador, o de matarlo en caso extremo, propuesto por el valeroso coronel Rafael López -era natural de Barinas- en combinación con el capitán Tomás Renovales. Apresan a un sirviente del capellán venezolano Esteban Prado
y éste le proporciona útiles informaciones que les permiten acercarse a
las líneas patriotas. Renovales, con unos 40 hombres, confunde al
coronel Francisco de Paula Santander, subjefe del Estado Mayor, y le
indica al español el lugar donde pernocta Bolívar acostado en su hamaca. Se produce una nutrida descarga de fusileria, que sin herir al Libertador,
perfora su hamaca, salvándose milagrosamente. Es cuando Santander
exclama: el enemigo; se produce una tremenda confusión y al grito de “sálvese quien pueda”, todos se dispersan y se rompe la disciplina. Bolívar,
que sobresale entre todos por su brillante chaqueta, a pesar de las
escasas luces del alba, se ve obligado a tirarla para no ser blanco
fácil de los atacantes. En medio de la barahúnda ningún efectivo quiere
remontar al Libertador, hasta que se le acerca el capitán Leonardo Infante y le proporciona el caballo que había pertenecido al coronel López, quien quedó tendido muerto a causa de un balazo que le atravesó el corazón. Bolívar, en la retirada, entró días después en Calabozo a lomos del rocín del infortunado López.
Tomás Renovales |
Veamos la versión de este episodio que ofrece Perú de la Croix, en su “Diario de Bucaramanga”, que le fue referida personalmente por Bolívar: “En
la campaña del año 18, que así como la del 14 fue una mezcla seguida
de muchas victorias y reveses, pero que no tuvo los resultados funestos
de aquellos sino consecuencias favorables e importantes para mi
ejército y el país; marche un día de San José de Tiznados, con poco más
o menos de 600 infantes y 800 hombres de caballería, con el objeto de
reunirme con las tropas que mandaba el general Páez;
había dado orden para que mi división acampara en una sabana del Rincón
de los Toros: yo llegué al anochecer y fui derecho a situarme con mis
edecanes y mi secretario, el actual general Briceño Méndez, en una mata que conocía ya y en donde colocaron mi hamaca. El actual general Diego Ibarra,
mi Primer Edecán, había sido el encargado por mí de situar la
infantería en el punto que le había indicado, y después había ido sin
que lo supiera yo, a un baile que había no sé en qué lugar, para
regresar después de medianoche a mi cuartel general”.
En el atentado del Rincón de los Toros murieron unos 700 soldados republicanos.Durante la
persecución murió el coronel López, igualmente los coroneles patriotas
Salcedo y Fernando Galindo, quien defendió en el tribunal al general
Piar. Bolívar llegó a la población de Calabozo el 17 de abril y luego a
San Fernando de Apure, a donde llegó el 3 de mayo para permanecer de
reposo dos semanas, los reveses lo estimulaban a vencer.
Tomás Renovales era hermano del mariscal Mariano Renovales, quien había luchado en las Invasiones inglesas al Río de la Plata y destacado en la Guerra de la Independencia Española hasta que su participación en conspiraciones contra el absolutismo de Fernando VII de España lo obligó a exiliarse. Suele atribuirse el atentado a Mariano Renovales, pero en esos momentos este se encontraba en Londres.
Curiosamente, estaba en contacto con Bolívar a quien le había propuesto
sumarse a la lucha por la emancipación. Bolívar lo aceptó en carta del
20 de mayo de 1818, pero ―a cambio de la amnistía― Renovales ya actuaba
en realidad como doble agente. Pocos meses después pasó a Nueva Orleáns
donde permaneció hasta 1820, cuando al intentar volver a España fue
detenido en La Habana, muriendo de fiebre amarilla pocos días después.
Según lo expresado por el general José Antonio Páez, en su
Autobiografía, era el coronel realista “Rafael López, el mejor jefe de
caballería que llegaron á tener los realistas, tanto por su valor como
por su sagacidad. Era natural de Pedraza, provincia de Barinas, y
pertenecía á una de sus familias mas conocidas”
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