Biografía
Hijo de Juan Boggio, comerciante de Santa Margarita en Génova, y de
María Josefa Zelie Dupuy, nacida en Burdeos (Francia). En 1864 viaja a
Francia y estudia en el Liceo Michelet en París hasta 1870. En 1873
regresa a Caracas, donde permaneció cuatro años dedicado a las
actividades comerciales de su familia en la tienda El Profeta. En 1877
marcha nuevamente a Francia; al año siguiente se inscribe en la Academia
Julian, donde recibe clases de Jean-Paul Laurens y coincidirá con
Emilio J. Mauri en la Escuela de Bellas Artes (La Linterna Mágica, 19 de
abril de 1900). Ese año los impresionistas realizaban su tercera
exposición como grupo. Hacia el año 1880 conoce a Henri Martin, a quien
retrata ese año. Ambos compartirán una estrecha amistad. En 1884, en la
Academia Julian, conoce a Cristóbal Rojas y al año siguiente a Arturo
Michelena. En 1887 es aceptada una obra suya, Retrato de mujer, en el
Salón de Artistas Franceses, donde se inscribe como discípulo de Laurens
y Martin.
En 1888 obtiene una mención de honor con su cuadro Lectura, y
en 1889, en la "Exposición universal internacional", se le confiere una
medalla de bronce. Ese año participa en el Salón de Artistas Franceses,
donde también habrán obras de Michelena, Rojas, Carlos Rivero Sanavria y
Pedro Rodríguez Flegel. El cuadro de Boggio, Los jardineros, es
adquirirido por el galerista Durand-Ruel. Entre 1887 y 1891 aparecen
dibujos humorísticos suyos sin firma en varios diarios de la época. En
1892 figura como expositor en el Salón Blanc-et-Noir, dedicado a la
caricatura. En la década comprendida entre 1890 y 1900, la obra de
Boggio está marcada de influencias literarias, como Soneto moderno
(1892). Albert Junyent reconoce en algunas obras de esa época
influencias de Léon Lhermitte (1844-1925). Boggio también incursionó por
esos años en la pintura religiosa, como la Aparición de Cristo a Santa
Isabel de Hungría (1894). La última obra de este período se titula Labor
(colección Museo Nacional, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos) y
fue expuesta en el Salón de Artistas Franceses de 1899. Con ella obtuvo
una medalla de segunda clase y la distinción Hors de concours (H.C.,
fuera de concurso). Una réplica del cuadro, adquirida por Carlos Mendoza
y obsequiada a Josefina de Zuloaga, fue expuesta en la Academia de
Bellas Artes en 1900 y reseñada en la prensa (La Linterna Mágica, 19 de
abril de 1900).
En 1900, con motivo de una retrospectiva de la pintura francesa
en el Grand-Palais, durante la "Exposición universal internacional",
Boggio recibe medalla de plata por Labor y Santa Isabel. Allí se
reencuentra con Claude Monet, a quien había conocido en un mitin a favor
de Alfred Dreyfus, y conoce a Camille Pissarro, quien contribuirá a
fortalecer la vía decididamente impresionista, aunque tardía, tomada por
Boggio, quien trabaja entonces en un taller de la calle Dauphine, 28.
Como señala Mariano Picón Salas en un temprano ensayo revelador sobre el
pintor, "Emilio Boggio y su pintura", de 1956, el pintor, "moviéndose
entre las varias corrientes que condicionan el arte europeo en las dos
últimas décadas del siglo XIX (pleno aire impresionista, divisionismo,
puntillismo, etc.) trata de encontrar su territorio expresivo. En largas
temporadas campestres trabaja sin cesar, y con la fórmula impresionista
somete el mismo motivo a los más diversos efectos atmosféricos" (1985,
p. 117).
Entre 1907 y 1909 se establece en Italia, donde realiza una
serie de paisajes marinos y esbozos de los que hará numerosas réplicas; a
pesar de haber practicado el plein air, Boggio no abandonará en sus
obras el trabajo de taller y retocará con frecuencia sus cuadros. La
obra italiana de Boggio marcará un nuevo avance en los procedimientos
plásticos del artista: "la forma misma desaparece, arrastrada por el
torbellino expresionista del color", escribe Juan Calzadilla, quien
remarca asimismo la "temperamental manera de utilizar el color en largas
y ondulantes pinceladas, casi gestuales", cercanas al fauvismo (en
Museo Emilio Boggio, p. 42). De regreso en París trabaja en uno de los
dos estudios en los altos del Louvre, desde donde realiza vistas del
Panteón, del muelle del Louvre, del Instituto, de los muelles de la Cité
y dos célebres versiones del puente de Saints-Pères. En el Salón de
1910, Boggio expone en dos salas 72 cuadros y esbozos. Apollinaire
reseñó la muestra en "L'Intransigeant" del 5 de mayo, lo que tal vez
demuestra el interés de las vanguardias por la obra de Boggio. Ese año
se radica en Auvers, donde vivirá hasta su muerte, pero sigue
exponiendo: con Georges Petit en sus muestras organizadas en 1910, 1911 y
1913 en París; en su individual con este galerista en 1912, donde
expone 69 obras, y en las "Exposiciones universales" de Milán (Italia) y
Gante (Bélgica) en 1911 y 1913. De esta época es un célebre
autorretrato (1912, colección Maurice Denis), de gran belleza plástica y
que recuerda el autorretrato que realizó Pissarro en el último año de
su vida, en 1903.
El 17 de julio de 1919 viene a Caracas y se queda por algunos
meses, trayendo consigo más de 100 obras, entre ellas El saloncito
reservado (1891), Labor y Fin de jornada, que exhibe el 6 de agosto en
la Escuela de Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes. Esta
exposición fue de importancia trascendental para la evolución de las
tendencias contemporáneas en Venezuela y fue reseñada en la revista
Actualidades por José Juan Tablada. De su breve estadía en Caracas es su
cuadro Los samanes (colección Fundación Polar, Caracas) y el retrato de
Rodolfo Espinoza (colección Pérez Dupouy). Tras su muerte, en 1920, el
Salón de Otoño (París) le rinde homenaje junto con Renoir, Madeline y
Fauconnet. Su obra Un ciruelo de un huerto bajo el sol formó parte de la
colección del Museo de Luxemburgo de donde pasó al Museo Nacional de
Arte Moderno que lo cedió en préstamo al Palacio del Senado. Además de
paisajista, Boggio fue un notable retratista, como se observa en sus
cuadros de Thérèse Moulinier o de Suzanne Poulain (1912-1913). En 1973,
el Concejo Municipal del Distrito Federal (Caracas) adquirió la
colección Baptistin Rinaldi, integrada por 77 óleos y 553 dibujos del
artista, destinados a formar con todos ellos el Museo Emilio Boggio,
entre ellos Efectos de luz sobre el mar (1908), El mar agitado en el
Strand por el sol matinal (1909), de naturaleza matérica y El Oise bajo
la nieve (1914), uno de sus cuadros de mayor belleza.
Sobre la influencia ejercida por Boggio en el ambiente artístico
local de 1919, Juan Calzadilla expresó: "cuando Boggio regresó a Caracas
es posible que principiantes como Reverón, Cabré, Castillo y Monsanto
estuvieran atravesando por una crisis, debida sobre todo al clima de
incomprensión e indiferencia con que el público recibía sus obras. […]
La exposición de Boggio contribuyó a despertar el interés de la prensa y
el público en la nueva pintura. De hecho constituía un espaldarazo a la
obra ya muy significativa de valores como Cabré, Brandt, Monsanto,
Reverón y Monasterios. Boggio mismo había elogiado el trabajo de éstos.
Se comprende que el impresionismo era visto por los caraqueños de 1919
como una innovación audaz. Generoso, siempre dispuesto a dar consejos,
Boggio se vio rodeado por lo que entonces era la vanguardia: artistas
que, por el hecho de iniciarse en el mismo camino, tenían mucho que
aprender de la obra del maestro de Auvers" (op. cit., pp. 62-64).
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