El Carupanazo fue una insurrección militar de Izquierda, en Carúpano, Estado Sucre, durante el período conocido como la Lucha Armada en Venezuela. El 4 de mayo de 1962 efectivos del batallón de Infantería de Marina Nro. 3 y el destacamento Nro. 77 de la Guardia Nacional al mando del capitán de corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, del mayor Pedro Vegas Castejón y del teniente Héctor Fleming Mendoza, se alzaron contra el gobierno nacional, ocupando las calles y edificios de la ciudad, el aeropuerto y la emisora Radio Carúpano desde donde difundieron un manifiesto a nombre del Movimiento de Recuperación Democrática.
Otros militares que se destacaron en la maniobra fueron: el Capitán Omar Echeverría Sierra; Capitán Víctor Hugo Morales; Teniente de Fragata José Farías Abreu; Teniente Octavio Acosta Bello,Capitán Julio Bonnet Salas,y Teniente de fragata Luis Delgado Delgado,así como la presencia de civiles revolucionarios que actuarían como asesores, allá estaban para el momento de los hechos Pedro Duno, Simón Sáez Mérida, Eloy Torres, José Vicente Abreu y Miqueas Figueroa; también un centenar más de ciudadanos dispuestos a todo.
En enero de 1962, el Gobierno de Betancourt sabía de los planes de un
alzamiento militar, pero no tenían precisados a los actores de esas intenciones, así lo señala el Almirante Ricardo Sosa Ríos en su libro
Mar de Leva: "El gobierno sabe que hay un movimiento por las
informaciones que maneja el Ministerio de Relaciones Interiores". El
titular era Carlos Andrés Pérez y Sosa Ríos, Comandante General de la
Marina (1962).
Durante la Semana Santa de 1962, en su condición de Comandante de la
Guarnición de Carúpano y representante del Batallón de Infantería Nro.3,
hoy Antonio José de Sucre, Molina Villegas, viajó a Caracas a
entrevistarse con su compadre y amigo, Simón Sáenz Mérida, Diputado. En
dicho encuentro, ambos oficiales expresaron con sentimiento patriótico,
consideraciones y detalles relacionados al movimiento.
“Sáenz Mérida,
que en paz descanse, se quejaba que los militares no tenían palabras,
que eran unas gallinas y que tenían temor de plegarse al movimiento. Yo
le respondí; tengo entendido que la parte central del país, se va a
manifestar antes que la periferia, que estaba en condiciones de tomar a
Carúpano en 10 minutos, con eso finalizó la conversación”, detalló
Molina Villegas.
Posterior a este encuentro con su entrañable amigo
Simón Mérida, el Capitán Molina, toma la decisión de dejar a su familia
en Caracas, ante la proximidad de mayo. Quince días antes del 04 de
mayo, el Presidente Rómulo Betancourt, envía a la ciudad de Carúpano al
Contralmirante, Ricardo Sosa Ríos, quien se entrevista con Molina
Villegas, haciendo saber sobre planes subversivos gestados desde la
Guarnición Militar.
Ante esta alarma generada por las palabras del
Comandante Sosa Ríos, Molina Villegas, niega de forma categórica la
presunta conspiración. “Los factores políticos aliados al Gobierno
habían informado del movimiento rebelde, por otro lado, existía un
resquebrajamiento entre el Partido Comunista de Venezuela y El
Movimiento Independiente Revolucionario. Para ese entonces, hubo un
falso análisis sobre la fortaleza del Gobierno de Betancourt, ya que las
tropas leales socavaron la conspiración en apenas 48 horas”, asevera
Molina Villegas.
Como todas las intentonas y sublevaciones por desconocer el poder
central, comienzan con una proclama en la que puntualizan lo
siguiente: “La traición al glorioso 23 de enero, la implantación de un
régimen de terror por Betancourt y su camarilla, la reiterada suspensión
de garantías constitucionales, la farsa de la Reforma Agraria, se busca
la restauración democrática y la reconstrucción del país”.
El movimiento había comenzado a las dos de la mañana, pero se tienen las
primeras noticias a las 04:30 horas, por boca de un Sargento Técnico, a
quien el grupo rebelde comisiona para trasladarse a Casanay y Caripito,
con el propósito de sumar al movimiento, a los pelotones de Guardias
Nacionales acantonados en que esas poblaciones.
El Comando de la sublevación se apodera de un avión comercial F-27 de la línea aérea Avensa y efectúa vuelos de reconocimiento sobre la ciudad y sus alrededores. Después de las ocho de la mañana, la Dirección Nacional de Información hace del conocimiento al país sobre la situación.
Unidades del Ejército fueron enviadas desde Maturín y Ciudad Bolívar para reforzar los puestos más próximos a Carúpano y una Unidad de las Fuerzas Aéreas sobrevoló a la ciudad para buscar la rendición del grupo de facciosos. Al ocurrir esto, los sublevados abandonaron el Cuartel, para luego instalarse después del mediodía, en el Liceo Simón Rodríguez ubicado en el centro de la Ciudad, posteriormente se le sumaron unos 100 estudiantes que estaban en huelga desde el 24 de abril, a quienes les entregan armas largas para apoyar la intentona. Simultáneamente Molina Villegas ordena saquear los negocios con el fin de abastecer a las tropas.
De la policía desaparecieron 80 fusiles FN-30, 120 Revólveres y Bs. 3000; de las oficinas del Ministerio de Obras Públicas los insurgentes se apropiaron de Bs. 115.000.
Tomaron los sitios estratégicos de la ciudad, tales como: azoteas de las iglesias, salón de lectura de la ciudad, edificios en construcción, bombas de gasolina, techos de las casas, el cerro La Gata y El Calvario.
Destacaron diferentes comisiones con el fin de convencer a la ciudadanía y ganarla para la causa.
Por la tarde, Infantes de Marina fueron embarcados desde La Guaira por vía aérea con destino a Cumaná, para desde allí iniciar una operación convergente sobre Carúpano con los Batallones de Infantería Urdaneta, Sucre y Mariño, reforzados con Artillería y las Fuerzas Aéreas.
En la noche, ciudades próximas a Carúpano, oyeron emisiones radiales del Comando de Recuperación Democrática. Asimismo, desde el palacio de Miraflores y luego de la lectura del decreto por el cual fueron suspendidas las garantías constitucionales, el Presidente Rómulo Betancourt dirigió un ultimátum a los rebeldes dándoles plazo hasta la madrugada del día 5 de Mayo para que se rindieran, de lo contrario, tomarían la plaza por asalto. 4000 hombres marchan sobre Carúpano, partiendo desde Casanay por dos entradas.
Millares de víctimas, heridos y detenidos; la mayoría de ellos caídos en
enfrentamiento con la Digepol y el Ejército de Venezuela. Varios de los responsables de esta acción participaron posteriormente en las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).
Una vez dominada la situación en Carúpano toman a Río Caribe y San José de Areocuar, los rebeldes, y ante la inminente llegada de tropas leales al Gobierno; se cometieron fallos imperdonables, no se bloquearon las carreteras de acceso a la población, no fortificaron sus posiciones, no se comunicaron con otros contingentes militares, ni con otras unidades. al tiempo que se iniciaba la movilización de los efectivos leales pertenecientes al batallón de Infantería Mariño, el batallón Sucre de Cumaná y el batallón de Infantería de Marina Simón Bolívar de Maiquetía, se producían ataques por parte de la Aviación y se bloqueaba el puerto por parte de las unidades navales en lo que se denominó la Operación Tenaza.
Dos aviones de la Fuerza Aérea bombardearon el cuartel de Infantería de Marina en Carúpano. Y por si la aviación no era suficiente, les cayeron por mar con los destructores Aragua y Zulia. También entraron en acción las "brigadas de hostigamiento", integradas por adecos y copeyanos que impedían la señal de Radio Carúpano que transmitía programas de música popular y proclamas conspirativas, y que a su vez había sido tomada por los rebeldes.
El movimiento es de características nacionalistas, los oficiales comprometidos –lo reconocen más tarde- no tenían claridad de objetivos, ni ideología precisa, con sus propias convicciones, y solo actuaron empujados por las circunstancias y el evidente descontento popular. Guillermo García Ponce, para la época diputado al Congreso Nacional, y “director de la guerra”, por el Partido Comunista de Venezuela, señaló años después, que ellos lanzaron “el carupanazo” como una especie de “chispa que incendiaría la pradera” al mejor estilo de los jerarcas bolcheviques del comienzo de la Revolución de Octubre, en 1917. Por cierto, en una declaración posterior del hoy director del diario “Vea”, en la Cámara de Diputados, García Ponce asume la responsabilidad del golpe en nombre del Partido Comunista, exponiendo públicamente lo siguiente: -“Y desde esta tribuna a nombre del Partido Comunista, quiero manifestar que nuestro partido recoge el programa del 4 de mayo, y que nuestro partido continuará ahora luchando por hacer realidad el programa democrático de las Fuerzas Armadas del 4 de mayo en Carúpano”.
El 10 de mayo de 1962, Betancourt y su Gabinete emiten un
decreto suspendiendo las actividades de los partidos Comunista y del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria. El diputado Eloy Torres fue
despojado de su inmunidad parlamentaria, juzgado y condenado, a sufrir
prisión por el lapso de 8 años, 8 meses, 8 días y 8 horas; el pueblo de
Caracas –que siempre afronta los embates en su contra con estoicismo y
buen humor-, al conocer el veredicto, hizo correr el rumor de “hay que
jugar el 8.888, porque es una fija” en todas las loterías.
El Gobierno desató una feroz represión en contra de los militantes y simpatizantes de la izquierda, Betancourt amenaza a los parlamentarios de los partidos inhabilitados, y en una alocución expresa: “El Gobierno Nacional, en Consejo de Ministros, adoptó la decisión que el país esperaba; prohibió las actividades del Partido Comunista y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, partidos que han venido actuando en actitud desafiadora frente a la Constitución y al orden legítimamente constituido de la República. Esos partidos no podrán funcionar; no tendrán locales, no tendrán prensa, ni acceso a la radio ni televisión y no podrán realizar actos públicos ¡…! Se mantiene todavía la permanencia en el Congreso de sus diputados y senadores. Pero dependerá de su conducta que continúen en sus curules o vayan a hacerle compañía al diputado Eloy Torres en sitio donde se encuentra”.
El Gobierno desató una feroz represión en contra de los militantes y simpatizantes de la izquierda, Betancourt amenaza a los parlamentarios de los partidos inhabilitados, y en una alocución expresa: “El Gobierno Nacional, en Consejo de Ministros, adoptó la decisión que el país esperaba; prohibió las actividades del Partido Comunista y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, partidos que han venido actuando en actitud desafiadora frente a la Constitución y al orden legítimamente constituido de la República. Esos partidos no podrán funcionar; no tendrán locales, no tendrán prensa, ni acceso a la radio ni televisión y no podrán realizar actos públicos ¡…! Se mantiene todavía la permanencia en el Congreso de sus diputados y senadores. Pero dependerá de su conducta que continúen en sus curules o vayan a hacerle compañía al diputado Eloy Torres en sitio donde se encuentra”.
Tanto los civiles como los militares alzados desestimaron la infiltración de la inteligencia del Gobierno de Betancourt y su capacidad de maniobra, pero además la falta de comunicación, la asertividad de tiempo y la improvisación que dio al traste con los otros alzamientos militares que fueron abortados o neutralizados ese año de 1962.
El 30 de septiembre de 1963, todos los parlamentarios “extremistas” fueron apresados sin fórmula de juicio, ni solicitudes de allanamiento de sus impunidades parlamentarias, y encerrados en el cuartel San Carlos.
Molina Villegas en el Cuartel “San Carlos”, comparte celdas con Fabricio
Ojeda. Organiza su fuga y sin visa, se refugia en Francia por espacio de
10 días. Del país galo, viaja a Italia donde reside por espacio de tres
años, retornando a Venezuela en la década de los 70´.
Las acciones armadas continuaron y un mes después en Puerto Cabello
ocurre otra acción militar cuando el batallón de la Infantería de
Marina se alza nuevamente contra el gobierno.
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